Inicia Bad Bunny residencia musical en Puerto Rico

Bad Bunny ha dado un paso sin precedentes en su carrera al inaugurar una emotiva residencia musical de tres meses en su tierra natal, Puerto Rico.

Bajo el nombre No me quiero ir de aquí, esta serie de 30 conciertos se realiza en el Coliseo José Miguel Agrelot, en San Juan, desde el 11 de julio hasta el 14 de septiembre.

No se trata solo de un espectáculo: es una experiencia íntima y cultural que rinde homenaje a sus orígenes.

El proyecto tiene como eje Debí tirar más fotos, la edición especial de su álbum Nadie sabe lo que va a pasar mañana.

Este trabajo muestra a un Bad Bunny más introspectivo, alejado del personaje fiestero que lo llevó al estrellato global.

En su lugar, aparece un artista maduro que explora temas como la nostalgia, el amor perdido y el paso del tiempo.

Con sonidos que fusionan el trap melancólico, la electrónica experimental y la narrativa casi cinematográfica, Benito comparte un testimonio personal, cargado de emociones.

La respuesta del público ha sido abrumadora: más de 400 mil entradas se agotaron en menos de cuatro horas.

Se estima que esta residencia atraerá a más de 600 mil visitantes, generando un impacto económico de aproximadamente 200 millones de dólares.

Paquetes turísticos y experiencias VIP se han lanzado en hoteles emblemáticos como el Condado Vanderbilt, una joya arquitectónica que refleja el lujo histórico y el alma boricua.

Además de los conciertos, el proyecto incluye actividades paralelas como exposiciones fotográficas, proyecciones, conversatorios y talleres para jóvenes músicos, consolidando a Bad Bunny como un impulsor de la cultura puertorriqueña.

Esta residencia no es una estrategia comercial más; es una declaración de identidad y amor por su isla. A sus 31 años, el artista se encuentra redefiniendo su legado, demostrando que el verdadero éxito también se mide en autenticidad y conexión con las raíces.