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Asisten más de 250 mil personas en tres días

Asisten más de 250 mil personas en tres días


Publicación:26-04-2025
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Dolientes comunes, líderes eclesiásticos y jefes de Estado rindieron tributo al pontífice argentino en la Basílica de San Pedro

Más de 250,000 personas acudieron durante tres días al velatorio público del Papa Francisco, quien falleció el lunes a los 88 años de edad. 

Dolientes comunes, líderes eclesiásticos y jefes de Estado rindieron tributo al pontífice argentino en la Basílica de San Pedro, antes del funeral de Estado que se celebrará este sábado.

Sin embargo, en sintonía con su humildad y rechazo a la ostentación, un grupo de marginados tendrá un lugar destacado en el homenaje más íntimo que se celebrará en una pequeña basílica fuera de los muros del Vaticano, donde Francisco será enterrado.

Según el Vaticano, 164 delegaciones internacionales confirmaron su asistencia al funeral, incluyendo 54 jefes de Estado y 12 soberanos reinantes. 

La presencia de representantes de todos los continentes refleja la profunda huella que dejó el pontífice en el ámbito global, más allá de la Iglesia católica.

Durante los tres días de velatorio, decenas de miles de personas esperaron largas horas en fila para despedirse. 

La afluencia superó las expectativas, lo que llevó al Vaticano a ampliar el horario de la basílica, permitiendo visitas durante la noche. 

"Era mi amigo, así que fui una última vez para despedirme", dijo entre lágrimas la monja Angele Bilegue, quien oró junto a su ataúd en la Domus Santa Marta.

El cierre del velatorio fue marcado por un cambio de guardia frente al ataúd abierto del pontífice, vestido con túnicas rojas, mitra de obispo y un rosario entrelazado en sus manos. 

Será sepultado con sus característicos zapatos negros desgastados, símbolo de la vida sencilla que defendía. 

El cardenal Kevin Farrell, en su rol de camarlengo, presidió el sellado del féretro.

Siguiendo la tradición vaticana, se colocó un paño blanco sobre el rostro de Francisco y se introdujeron en el ataúd una bolsa con monedas de su papado y un documento llamado rogito, que resume su vida y legado. 

El texto destaca su origen humilde, su cercanía con los inocentes, sus encíclicas y las enfermedades que enfrentó.

"Era un pastor sencillo y muy querido en su arquidiócesis", señala el rogito.

Recordaba cómo, siendo arzobispo de Buenos Aires, usaba el metro y cocinaba solo en su apartamento. Una vida austera que marcó su estilo, profundamente comprometido con los pobres y marginados.

Entre los últimos en despedirse se encontraban Aurelia Ballarini y Francesca Codato, dos azafatas jubiladas de Roma.

Ballarini, de 72 años, expresó su profundo dolor: "Lo dio todo, se entregó por completo, hasta el final. He pasado los últimos dos días llorando. Para mí, voló".

Codato, de 78 años, acudió con un sentimiento de culpa. "Cuando fue elegido Papa era un extraño para mí. Ahora entiendo que era un hombre de enorme humanidad. He venido a pedir perdón, porque me siento culpable hacia él, como un gusano".

El funeral de Estado marcará el cierre de una era en la Iglesia y el inicio del legado eterno del pontífice, recordado por su sencillez, cercanía con los más vulnerables y su incansable labor pastoral.

 



« Redacción / El Porvenir »