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Opinión Editorial


La dictadura perfecta 2.0


Publicación:20-04-2025
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México ha sido clasificado como país en vías de autocratización, ubicándose en una "zona gris" entre democracia y autocracia electoral.

El año 2024 tuvo el mayor número de elecciones de la historia, en las que votaron 3.8 mil millones de personas y, no obstante, cerró con el peor balance para la democracia en lo que va del siglo XXI.

Según el reporte más reciente del Instituto V-Dem de la Universidad de Gotemburgo, Suecia (https://www.v-dem.net/), por primera vez en más de 20 años hay menos democracias que autocracias en el planeta y las democracias más avanzadas (liberales) son los sistemas políticos más escasos.

Entre 2004 -el año más alto de la ola democrática global-, y 2024 el número de personas viviendo en autocracias pasó del 49 por ciento a casi el 75 por ciento. Solamente el 6 por ciento de la población mundial está en países en que la democracia progresa.

El informe presenta innumerables datos y referencias que deberían llamar la atención de la ciudadanía, de los periodistas, de los partidos democráticos y de todos los interesados en los asuntos públicos, así que bien vale referirnos a algunos.

En atención al proverbial ombliguismo nacional privilegio los datos de México. Nuestro país es considerado en vías de autocratización, o sea, con un sistema que se va despidiendo de su condición de democracia electoral y se coloca en el umbral de entrada a la categoría de autocracia electoral y en el mismo código postal que El Salvador, Nicaragua y Venezuela. Desde 2019, se desplomaron el grado en que la sociedad se involucra libremente en debates de política pública y la amplitud con que las autoridades consultan al pueblo las decisiones públicas.

Además, "la caída antidemocrática de México ha sido dramática en los últimos tres años. La aplastante victoria en 2018 de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) y del Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) llevó al control monopólico de los poderes ejecutivo y legislativo y a la mayoría de los estados subnacionales, al debilitamiento de controles judiciales y al fortalecimiento del poder militar en asuntos civiles... [Así], México se clasifica como democracia electoral de «zona gris», lo que significa que su condición de democracia es incierta hacia finales de 2024." (P. 25). El país se dirige a sumarse a las autocracias electorales que son el régimen que ya abarca a la mayor parte población mundial con 3.7 mil millones de personas.

Si tomamos en cuenta la regresión en materia electoral, México volvió al nivel de 1997. En materia judicial, regresamos a 1993 (antes de la reforma que dio autonomía a los tribunales). En cuanto al respeto del Ejecutivo a la Constitución volvimos a 1917 y con respecto al control del Legislativo sobre el Ejecutivo estamos peor que antes de la reforma política de 1996. Por si fuera poco, la consulta de los gobiernos a la sociedad civil se retrotrajo al nivel de 1928, la libertad de expresión retrocedió 26 años y la libertad académica y cultural volvió a 1966, los tiempos de Díaz Ordaz.

En todos los factores del reporte de V-Dem, México se desplomó. De 2017 a 2024 pasamos a ocupar lugares cada vez más bajos entre los 179 países analizados. En democracia liberal pasamos del lugar 78 al 108; en democracia electoral del 64 al 87, y en democracia deliberativa del 66 al 126.

La democracia retrocede globalmente y México se suma. Hay razones tanto internas como externas para entender el fenómeno que reflejan los indicadores. En nuestro caso queda en el inventario de la desgracia un régimen democrático débil y poco incluyente, dirigido por élites que no supieron acelerar las reformas de los arreglos fundamentales de la gobernanza heredados del régimen presidencialista de partido hegemónico. Una inconsistencia que abrió cándidamente el paso a un liderazgo despótico con apoyo de masas que prácticamente ha destruido el Estado constitucional democrático. Si sumamos la pobre penetración de la cultura democrática en la población y las fuerzas globales que se desembarazan de la democracia y de los derechos humanos, tenemos en ciernes la nueva dictadura perfecta en versión beta 2.0.



« Francisco Valdés Ugalde »