Pierde Príncipe Andrés sus títulos reales por vínculos con Epstein

MÉXICO.- El rey Carlos III ha tomado una decisión sin precedentes en la historia reciente del Reino Unido: iniciar el proceso formal para retirar todos los títulos y honores reales de su hermano, el príncipe Andrés, además de ordenar su desalojo de la residencia Royal Lodge en Windsor. La medida, calificada por el Palacio de Buckingham como "censuras necesarias", busca contener el daño que las acusaciones por los vínculos de Andrés con el financiero y depredador sexual Jeffrey Epstein han provocado a la monarquía.

A los 65 años, el duque caído en desgracia enfrenta el punto más bajo de su vida pública tras años de controversias por su amistad con Epstein. El reciente resurgimiento del escándalo se debe a las memorias póstumas de Virginia Giuffre —quien lo acusó de haberla agredido sexualmente cuando era menor de edad— y que muriera por suicidio en abril pasado. La familia de Giuffre celebró la decisión del monarca como "un acto de justicia moral", asegurando que la verdad de Virginia "ha derribado a un príncipe británico".

Según el comunicado oficial, Andrés pasará a ser conocido simplemente como Andrés Mountbatten Windsor y perderá los títulos de duque de York, conde de Inverness y barón Killyleagh, además de los honores de la Orden Victoriana y la Jarretera. Deberá abandonar Royal Lodge y mudarse a una propiedad privada en Sandringham, cuyos gastos serán cubiertos personalmente por el rey.

Pese a la medida, Andrés continúa siendo el octavo en la línea de sucesión al trono, posición que solo podría retirársele mediante una ley aprobada por los parlamentos de la Mancomunidad, un proceso largo y complejo. Mientras tanto, grupos republicanos del Reino Unido, como Republic, han anunciado acciones legales para que enfrente la justicia por presuntos delitos sexuales y abuso de poder.

"El retiro de títulos no es justicia", afirmó Graham Smith, líder del movimiento. "Los miembros de la realeza no deben estar por encima de la ley".

Las hijas de Andrés, las princesas Beatriz y Eugenia, conservarán sus títulos por derecho de nacimiento. Sin embargo, la decisión del rey Carlos III marca un hito histórico: la ruptura más profunda dentro de la familia real británica desde la abdicación de Eduardo VIII en 1936 y un duro recordatorio de que ni la sangre azul puede proteger del peso de los escándalos.

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