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Opinión Editorial


Crisis de identidad


Publicación:28-02-2024
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Fuera de las nociones fijas y sólidas de la identidad se encuentra la invención, la creatividad y la responsabilidad

Soy donde no pienso, pienso donde no soy

Jacques Lacan

Escucho una entrevista en donde el entrevistado planteaba que es necesario tener un paraíso adentro de nosotros para poder ver un paraíso afuera de nosotros, y que quien ve infiernos afuera es porque adentro posee uno; y concluye diciendo que lo que nosotros vemos no es lo que tenemos, sino lo que somos. 

A simple vista puede parecer algo obvio, incluso bonito, dicho argumento, sólo que, volviéndolo a escuchar detenidamente, surgen algunas cuestiones: cómo es que se pasa del tener al ser y, por otro lado, a qué se refiere cuando dice las palabras "paraíso" e "infierno". Expresiones de este tipo hacen recordar las tan trilladas frases de: "somos lo que comemos", "ten cuidado con tus pensamientos, pues se pueden convertir en tus sensaciones y acciones". Ambas reflejan un intento por dar cuerpo y sustancia a la identidad, a la imposible pregunta sobre quiénes somos. 

Los humanos nunca sabemos del todo lo que somos, porque la identidad es algo parcial y relativo. El psicoanálisis, principalmente —como las artes y algunas posturas filosóficas— nos ha mostrado que la identidad siempre es algo evanescente, fugaz, algo en relación con algo o alguien; y que, cuando se le pretende fijar en algo concreto ("Yo soy...") se termina por crear insultos, monstruos imaginarios de los cuales la persona siente que no puede escapar. A lo mucho podemos decir que "Yo soy yo y mis circunstancias" (José Ortega y Gasset) 

Freud empleaba la metáfora de la cebolla para explicar que eso que llamamos identidad humana en realidad son capas, estratos de nuestras identificaciones, que en realidad la identidad posee un núcleo vacío, como una cebolla; que un psicoanálisis consistía —y hasta la fecha—en deshacer todas y cada una de las identidades que se han fijado, dejando su sedimento, en la noción de lo que tenemos y somos. Para qué hacer esto, se preguntará quien lee esto, para adquirir una libertad de decisión de opciones. Cómo es eso. Expliquemos. La identidad, a lo mucho tiene características, rasgos, podríamos decir (nombre, apellido, edad, nacionalidad, gustos, estudios, trabajo, memorias...) ninguno de esos elementos jamás logrará captar la esencia de la identidad, porque la identidad en principio es algo vacío. Pero, como eso la mayoría de las personas no lo puede soportar, buscan darle cuerpo, ponerle adjetivos (gente que tiene adentro un paraíso o un infierno, por ejemplo) una noción sólida en donde supuestamente fijar la identidad. Y nada como la vida humana para devolvernos al lugar de "solos y sin escusas" del que hablaba Sartre. Ningún elemento cargado de peso de identidad, ningún referente, es fundamental y permanente para responder a lo que somos. Basta una enfermedad, un accidente, un cambio de vida repentino o gradual, cualquier vector de lo ingobernable para confrontarnos nuevamente con el vacío —o en todo caso, con lo parcial y relativo— de la noción de identidad

Ni los infiernos, ni los paraísos jamás podrán darnos ese organizador de identidad que tanto buscamos. No hay sufrimiento o alegría que logre funcionar como base de identidad. Esto es lo que sucede a muchas personas: no pueden resolver una problemática porque esta funciona para ellos como una marca de identidad. Entonces, no es sólo que no quieran o no sepan solucionarla, sino que al hacerlo corren el riesgo de poner en duda su identidad y entrar en crisis. "Si yo me definía por tener ese paraíso/infierno adentro...entonces ahora quién soy".  Quien intente darle cuerpo a su identidad a partir de "solidos", como los problemas, el dolor, el sufrimiento o cualquier imagen del paraíso/infierno, caerá, la mayoría de las veces, en transformar uno en el otro, un anverso en su reverso, necesarios y contingente, para poder delimitarlo y definirlo por contraste, quedando así atrapado... ¿será qué yo soy realmente eso que digo tener o ver?

Fuera de las nociones fijas y sólidas de la identidad se encuentra la invención, la creatividad y la responsabilidad singular, para poder "estar listos para todas las circunstancias de nuestra vida" (Jorge Forbes)




« Camilo E. Ramírez »