Opinión Editorial
Crisis
Publicación:15-10-2025
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Aceptémoslo, contra los embates de la naturaleza, al igual que contra muchas cosas de la vida, nunca estamos preparados
"Produce una inmensa tristeza pensar que la naturaleza habla mientras el género humano no escucha"
Victor Hugo
Aceptémoslo, contra los embates de la naturaleza, al igual que contra muchas cosas de la vida, nunca estamos preparados y no lo estamos porque ingenuamente creemos que "a mi no me va a tocar".
Pero también, y es aquí donde tenemos más problemas, no estamos prevenidos porque no aprendemos de nuestros errores, porque no somos capaces de tomar medidas de cada lección que nos dejan los desastres naturales.
Sí, son imprevisibles y en ocasiones no dan mucho margen de maniobra para alertar a la población, pero seamos serios, en el caso de las lluvias recientes en la Huasteca, hubo previsiones y anuncios con demasiada antelación de la posibilidad de fuertes lluvias y ni las autoridades, ni la población, atendieron la alerta, de ahí las consecuencias.
Al margen de los daños y pérdidas, el asunto termina siendo de percepción e imagen, sobre todo para los gobiernos, que invariablemente se ven rebasados ante la escasa y en ocasiones nula respuesta.
Son impresionantes los números de personal y equipo desplazados hacia la zona del siniestro por parte del Gobierno Federal, pero el tema aquí no es el qué, sino el cómo y fundamentalmente el cuándo.
Si el área de meteorología de la Conagua había advertido que venía un diluvio, ¿por qué no se tomaron medidas? ¿por qué no se evacuaron zonas de riesgo? Una sola persona que se hubiera salvado de morir o desaparecer por acciones previas, valdría la pena.
El punto aquí es la respuesta, reitero y sobre todo las formas de estas respuestas. Las declaraciones iniciales de la gobernadora de Veracruz, Rocío Nahle, de que se estaba atendiendo la crisis con sus zapatos bien limpios la desnudan y la exhiben.
Ir al lugar de los hechos, como hizo la Presidenta Sheinbaum a escuchar a los damnificados es imperativo, pero también es necesario prepararse para recibir reclamos y, sobre todo, tener la agilidad necesaria para responder a los reclamos, tal vez no con una acción contundente, pero sí con una esperanza.
¿Qué hubiese ocurrido si en lugar de callar a quien la increpaba la Presidenta le hubiera solicitado los nombres de los desaparecidos y en qué lugar estaban al momento de la crecida de las aguas? ¿Qué hubiera pasado si ahí, en sitio, la Presidenta hubiese llamado al militar o marino encargado de la zona para ordenarle que desplegase de inmediato personal y equipo para la búsqueda?
Puedo decir que una instrucción así no es necesaria porque ya deben estar muchísimas personas intentando dar con los desaparecidos, pero lo que sí se requería en ese momento era la acción de la Primer Mandataria, la orden enfática, firme, directa, que le diese respuesta y esperanza a quienes le hacían reclamos.
No aprendemos a pesar de las lecciones de la naturaleza. Desaparecieron el Fonden y sin un guardadito hay que improvisar, quitar dinero de algún lugar para tener recursos y atender la contingencia; igual ocurre con los Estados y los Municipios, no hay planeación, no hay estrategia, no hay previsiones y es por ello que la primera respuesta tarda en llegar, como en el caso de Veracruz, más de un día, y así la ciudadanía se enfada.
Aprender las lecciones es tarea de todos los días y prepararse para enfrentar una crisis cuando se está gobernando, una necesidad.
« Francisco Tijerina Elguezabal »
