Sabias Que Internacional
OTAN: una cumbre sin ambición

Publicación:25-06-2025
TEMA: #Internacional
El encuentro en la capital de la justicia internacional igualmente promete ser el de menor contenido.
BRUSELAS, Bélgica.- La cumbre de La Haya
que reunirá los días 24 y 25 de junio a los Jefes de Estado de las naciones responsables de la seguridad transatlántica, probablemente pasará a la historia como la reunión ministerial más breve celebrada por la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) desde su creación en 1949.
El encuentro en la capital de la justicia internacional igualmente promete ser el de menor contenido, a pesar de la inestabilidad global generada por la guerra de Rusia en Ucrania, el conflicto entre Israel e Irán —pese al cese el fuego adelantado por el presidente estadounidense, Donald Trump— y la creciente tensión en la región del Indo-Pacífico.
Ese es el balance que hacen los expertos consultados por EL UNIVERSAL en la antesala de una cumbre que anticipan "descafeinada".
Coinciden en que el objetivo principal del anfitrión, el astuto político holandés Mark Rutte, secretario general de la OTAN, es mantener a todos contentos y llevar la fiesta en paz. Con ese fin, el tiempo se mantendrá corto y la agenda escueta, coinciden los estudiosos.
De entrada, el denominado communiqué, las conclusiones que acompañarán a la reunión serán extremadamente breves, de acuerdo con fuentes con acceso al borrador. El comunicado de la cumbre de Washington del año pasado contenía 44 párrafos, mientras que la precedente, Vilna, el consenso quedó plasmado en 90 párrafos.
"Esta cumbre es muy distinta a las previas. Mientras que en los años y décadas precedentes, las cumbres eran motivo de celebración de la unidad transatlántica y de adopción de planes de gran alcance, esta no es muy ambiciosa, más allá del gasto en defensa", afirma Tim Sweijs, director de Investigación del Centre for Strategic Studies (HCSS) de la Haya.
Una reflexión similar hace Ian Lesser, experto en Bruselas del German Marshall Fund of the United States, quien precisa que la ministerial será distinta por la personalidad del presidente Donald Trump, su crítica visión de la OTAN y su comportamiento impredecible. Además, por el contexto internacional, marcado por la guerra de Rusia en Ucrania, la situación en Medio Oriente, China y la proliferación nuclear.
El platillo fuerte de la cumbre es sellar el compromiso de aumentar el gasto en defensa de 2% del PIB al 5% para todos los socios de la alianza. La fórmula presentada por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y que previamente obtuvo el consenso de los ministros de Defensa de los países miembros, es destinar 3.5% en inversión militar "pura" y 1.5% adicional en infraestructura estratégica.
"Por lo que se ve, será una cumbre muy breve, de manera que puedan declararla un éxito y Trump pueda volver a casa con 5% en su bolsillo", sostiene Sven Biscop, politólogo del Instituto Real de Relaciones Internacionales Egmont.
"En la cumbre veremos un juego táctico. Realmente no pienso que los europeos alcanzarán 5%. Es especulación para mantener contento por un tiempo a Trump. Para cuando esto se revise, habrá terminado su mandato".
Otro tema relevante es el pilar europeo al interior de la OTAN, el que las fuerzas europeas puedan operar de manera sincronizada y autónoma de Estados Unidos, un reclamo reiterado por la administración del presidente Donald Trump, quien quiere que el arsenal estadounidense apunte hacia el Pacífico.
El dossier ha sido foco de debate en la capital de Europa y para avanzar demanda el compromiso político de los gobiernos europeos. Si bien en papel parece un tema sencillo, la emancipación militar de Europa de Estados Unidos tiene implicaciones, debido a que va más allá de abrir la cartera para modernizar unidades obsoletas y adquirir nuevo equipo.
El problema radica en las profundas divergencias que hay en los enfoques nacionales de defensa. Para ilustrarlo, está el caso de los tanques. En la actualidad, los miembros de la Unión Europea cuentan con 14 sistemas diferentes y la industria nacional se enfoca en la competencia y la modernización de sus modelos, como el alemán Leopard 2 o el francés Leclerc XLR. Esto complica la cooperación, erosiona la suma de esfuerzos, fragmenta las capacidades y disemina recursos. "La idea del pilar europeo en la OTAN, a pesar de estar sobre la mesa del debate en Bruselas, dudo que avance, soy escéptico", dice Biscop.
"Más allá de estos dos asuntos, las ambiciones para esta cumbre son muy bajas. La atención y el énfasis serán no hacer de Trump un enemigo y asegurar que no hay fracturas en la Alianza. Si lo logran, será considerada una cumbre triunfal, porque realmente hay un riesgo, no sólo por el comportamiento de Trump, sino por su clara agenda de Estados Unidos primero", insiste Sweijs.
"No tengo una bola mágica, pero lo que veo es una cumbre alineada a lo que los estadounidenses quieren: que sea corta, simple y no muy cara. Rutte está trabajando para no crear tensión y evitar que la cumbre estalle".
Entre los temas adicionales que generan expectativa, figura la necesidad de una mayor claridad sobre la presencia de las tropas estadounidenses en Europa, unos 80 mil hombres; la reafirmación del compromiso con el artículo 5 de la OTAN que estipula que el ataque contra un socio constituye una agresión a todos y la confirmación de que se trata de una alianza nuclear.
La cuestión china podría aparecer apegándose al lenguaje habitual, es decir, como una preocupación por la carrera armamentista y las maniobras bélicas en el estrecho de Taiwán.
No faltarán los elogios a Trump por haber logrado el cese el fuego en el conflicto israelo-iraní, un "triunfo" que seguramente significará que el mandatario estadounidense llegará más envalentonado a la reunión que nunca.
¿Fractura o cohesión?
Los estudiosos coinciden en que con Trump en la lista de invitados, ningún escenario puede descartarse. Mientras el avión presidencial Air Force One esté aparcado en el aeropuerto internacional de Ámsterdam, Schiphol, existe el riesgo de que la cumbre trascienda como un foro de fractura en vez de unidad.
"No importa el lugar, invitar a Trump implica el riesgo de un incidente como el ocurrido en el G7 [que el mandatario estadounidense abandonó de manera anticipada por el conflicto Israel-Irán]. Por eso hay gran nerviosismo, por eso quieren que la cumbre sea breve. En principio, la principal decisión ya se adoptó, pero con Trump nunca se sabe", indica Biscop.
"La cohesión en la Alianza y la capacidad de trabajar todos los temas por adelantado, hacía que la polémica fuera algo raro en las cumbres. No es más así, porque el estilo del presidente [Trump] no es ser predecible, sino impredecible", sostiene Lesser.
Así que siempre existirá la posibilidad de que algo salga mal: un desacuerdo con el presidente, que se marche antes de tiempo o que se niegue a firma en el comunicado final. "En Europa muchos piensan que si la cumbre termina sin desacuerdos, grandes controversias, blow-ups, será vista como exitosa", reitera Lesser.
El encuentro en la capital de la justicia internacional igualmente promete ser el de menor contenido, a pesar de la inestabilidad global generada por la guerra de Rusia en Ucrania, el conflicto entre Israel e Irán —pese al cese el fuego adelantado por el presidente estadounidense, Donald Trump— y la creciente tensión en la región del Indo-Pacífico.
Ese es el balance que hacen los expertos consultados por EL UNIVERSAL en la antesala de una cumbre que anticipan "descafeinada".
Coinciden en que el objetivo principal del anfitrión, el astuto político holandés Mark Rutte, secretario general de la OTAN, es mantener a todos contentos y llevar la fiesta en paz. Con ese fin, el tiempo se mantendrá corto y la agenda escueta, coinciden los estudiosos.
De entrada, el denominado communiqué, las conclusiones que acompañarán a la reunión serán extremadamente breves, de acuerdo con fuentes con acceso al borrador. El comunicado de la cumbre de Washington del año pasado contenía 44 párrafos, mientras que la precedente, Vilna, el consenso quedó plasmado en 90 párrafos.
"Esta cumbre es muy distinta a las previas. Mientras que en los años y décadas precedentes, las cumbres eran motivo de celebración de la unidad transatlántica y de adopción de planes de gran alcance, esta no es muy ambiciosa, más allá del gasto en defensa", afirma Tim Sweijs, director de Investigación del Centre for Strategic Studies (HCSS) de la Haya.
Una reflexión similar hace Ian Lesser, experto en Bruselas del German Marshall Fund of the United States, quien precisa que la ministerial será distinta por la personalidad del presidente Donald Trump, su crítica visión de la OTAN y su comportamiento impredecible. Además, por el contexto internacional, marcado por la guerra de Rusia en Ucrania, la situación en Medio Oriente, China y la proliferación nuclear.
El platillo fuerte de la cumbre es sellar el compromiso de aumentar el gasto en defensa de 2% del PIB al 5% para todos los socios de la alianza. La fórmula presentada por el secretario general de la OTAN, Mark Rutte, y que previamente obtuvo el consenso de los ministros de Defensa de los países miembros, es destinar 3.5% en inversión militar "pura" y 1.5% adicional en infraestructura estratégica.
"Por lo que se ve, será una cumbre muy breve, de manera que puedan declararla un éxito y Trump pueda volver a casa con 5% en su bolsillo", sostiene Sven Biscop, politólogo del Instituto Real de Relaciones Internacionales Egmont.
"En la cumbre veremos un juego táctico. Realmente no pienso que los europeos alcanzarán 5%. Es especulación para mantener contento por un tiempo a Trump. Para cuando esto se revise, habrá terminado su mandato".
Otro tema relevante es el pilar europeo al interior de la OTAN, el que las fuerzas europeas puedan operar de manera sincronizada y autónoma de Estados Unidos, un reclamo reiterado por la administración del presidente Donald Trump, quien quiere que el arsenal estadounidense apunte hacia el Pacífico.
El dossier ha sido foco de debate en la capital de Europa y para avanzar demanda el compromiso político de los gobiernos europeos. Si bien en papel parece un tema sencillo, la emancipación militar de Europa de Estados Unidos tiene implicaciones, debido a que va más allá de abrir la cartera para modernizar unidades obsoletas y adquirir nuevo equipo.
El problema radica en las profundas divergencias que hay en los enfoques nacionales de defensa. Para ilustrarlo, está el caso de los tanques. En la actualidad, los miembros de la Unión Europea cuentan con 14 sistemas diferentes y la industria nacional se enfoca en la competencia y la modernización de sus modelos, como el alemán Leopard 2 o el francés Leclerc XLR. Esto complica la cooperación, erosiona la suma de esfuerzos, fragmenta las capacidades y disemina recursos. "La idea del pilar europeo en la OTAN, a pesar de estar sobre la mesa del debate en Bruselas, dudo que avance, soy escéptico", dice Biscop.
"Más allá de estos dos asuntos, las ambiciones para esta cumbre son muy bajas. La atención y el énfasis serán no hacer de Trump un enemigo y asegurar que no hay fracturas en la Alianza. Si lo logran, será considerada una cumbre triunfal, porque realmente hay un riesgo, no sólo por el comportamiento de Trump, sino por su clara agenda de Estados Unidos primero", insiste Sweijs.
"No tengo una bola mágica, pero lo que veo es una cumbre alineada a lo que los estadounidenses quieren: que sea corta, simple y no muy cara. Rutte está trabajando para no crear tensión y evitar que la cumbre estalle".
Entre los temas adicionales que generan expectativa, figura la necesidad de una mayor claridad sobre la presencia de las tropas estadounidenses en Europa, unos 80 mil hombres; la reafirmación del compromiso con el artículo 5 de la OTAN que estipula que el ataque contra un socio constituye una agresión a todos y la confirmación de que se trata de una alianza nuclear.
La cuestión china podría aparecer apegándose al lenguaje habitual, es decir, como una preocupación por la carrera armamentista y las maniobras bélicas en el estrecho de Taiwán.
No faltarán los elogios a Trump por haber logrado el cese el fuego en el conflicto israelo-iraní, un "triunfo" que seguramente significará que el mandatario estadounidense llegará más envalentonado a la reunión que nunca.
¿Fractura o cohesión?
Los estudiosos coinciden en que con Trump en la lista de invitados, ningún escenario puede descartarse. Mientras el avión presidencial Air Force One esté aparcado en el aeropuerto internacional de Ámsterdam, Schiphol, existe el riesgo de que la cumbre trascienda como un foro de fractura en vez de unidad.
"No importa el lugar, invitar a Trump implica el riesgo de un incidente como el ocurrido en el G7 [que el mandatario estadounidense abandonó de manera anticipada por el conflicto Israel-Irán]. Por eso hay gran nerviosismo, por eso quieren que la cumbre sea breve. En principio, la principal decisión ya se adoptó, pero con Trump nunca se sabe", indica Biscop.
"La cohesión en la Alianza y la capacidad de trabajar todos los temas por adelantado, hacía que la polémica fuera algo raro en las cumbres. No es más así, porque el estilo del presidente [Trump] no es ser predecible, sino impredecible", sostiene Lesser.
Así que siempre existirá la posibilidad de que algo salga mal: un desacuerdo con el presidente, que se marche antes de tiempo o que se niegue a firma en el comunicado final. "En Europa muchos piensan que si la cumbre termina sin desacuerdos, grandes controversias, blow-ups, será vista como exitosa", reitera Lesser.
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