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Las vicisitudes de Piedad Bonnett nutren a "La mujer incierta"

Publicación:28-04-2025
TEMA: #Cultura
La literatura, dice en entrevista, es un sitio al que se metió para vivir otra vida.
CIUDAD DE MÉXICO, abril 28 (EL UNIVERSAL).- "Lo más difícil al principio fue vivir, simplemente vivir. Y la literatura vino a salvarme de vivir", asegura la narradora y poeta
colombiana Piedad Bonnett (Amalfi, 1951) a propósito de la publicación de su novela "La mujer incierta" (Alfaguara, 2025). Ese que es su proyecto más personal e íntimo -aunque su literatura se caracteriza por ser muy personal- y es el más autobiográfico en el que recupera memorias, recuerdos y evocaciones para construir su historia y reconstruir su propia identidad nació en tiempos de pandemia, un tiempo en el que se confrontó consigo misma y con sus miedos, tragedias, dolores y enfermedades.
La literatura, dice en entrevista, es un sitio al que se metió para vivir otra vida. "He comprendido con los años que yo soy una de esas personas altamente sensibles, de las que hoy se habla y califican. Por eso a los 13 años tuve una ulcera duodenal, entonces, la literatura era ese lugar donde yo me refugiaba. Luego, la literatura me expulsó al mundo, a ese del que yo estaba huyendo hace 20 años o 25. Y me volvió a decir, ´No, el lugar está en el mundo, no en la literatura´, y eso es muy difícil".
La escritora que ha publicado nueve libros de poesía, seis obras de teatro y seis novelas, afirma que cuando inició esta obra autobiográfica no sabía para dónde iba. "Toda novela es una aventura y un ejercicio de conocimiento, cualquiera, pero esta era especialmente exigente porque yo tenía que hacer una introspección gigante, mirar qué sí y qué no. Además, la otra cosa dificilísima de este libro fue ¿cómo no hacer una cosa completamente hilada como si mi vida fuera coherente? Porque no hay vidas coherentes".
En "La mujer incierta" está la vida de Piedad Bonnett, su niñez, sus primeros estudios en colegios de monjas, sus rebeldías e irreverencias, sus deseos y sueños, su vida en la literatura y en la academia, desde luego también su matrimonio y su maternidad, la muerte de su hijo y sus temores de Dios, del movimiento, la vida, sus padres y su familia, de su certeza desde niña de que quería convertirse en escritora. Pero también es una novela en la que explora su identidad y su cuerpo.
"Estoy hablando de un cuerpo que envejece y de un espíritu que se fortalece con un montón de cosas, pero en el que finalmente viven todavía unas vulnerabilidades. Y esa niña que yo fui sigue viviendo en mí, sigue ahí con todos sus miedos y fue cuando encontré que yo tenía que ir a mi oficio. A lo que me salvó a los 13 años en un internado, que era escribir poesía. Y a lo que me salva ahora que es que por fortuna estoy terminando otro libro; es mostrar cómo la literatura sostiene a unos seres humanos. A veces a los que escribimos y a veces a los que leen", apunta la narradora.
Bonnett confiesa que por eso escribió este libro, "cuando estaba en pandemia recordé todas las vicisitudes de mi propio cuerpo; nunca me ha dado un cáncer, nunca me ha dado nada grave, pero lidió con él todos los días a todas horas", señala la escritora que asegura que la vida le ha hecho comprender que "yo soy sobre todo poeta". Y por ello está feliz de que en breve saldrá con Visor su nuevo libro de poesía "Los hombres de mi vida" y ya trabaja en otro titulado "El arte de viajar".
La literatura, dice en entrevista, es un sitio al que se metió para vivir otra vida. "He comprendido con los años que yo soy una de esas personas altamente sensibles, de las que hoy se habla y califican. Por eso a los 13 años tuve una ulcera duodenal, entonces, la literatura era ese lugar donde yo me refugiaba. Luego, la literatura me expulsó al mundo, a ese del que yo estaba huyendo hace 20 años o 25. Y me volvió a decir, ´No, el lugar está en el mundo, no en la literatura´, y eso es muy difícil".
La escritora que ha publicado nueve libros de poesía, seis obras de teatro y seis novelas, afirma que cuando inició esta obra autobiográfica no sabía para dónde iba. "Toda novela es una aventura y un ejercicio de conocimiento, cualquiera, pero esta era especialmente exigente porque yo tenía que hacer una introspección gigante, mirar qué sí y qué no. Además, la otra cosa dificilísima de este libro fue ¿cómo no hacer una cosa completamente hilada como si mi vida fuera coherente? Porque no hay vidas coherentes".
En "La mujer incierta" está la vida de Piedad Bonnett, su niñez, sus primeros estudios en colegios de monjas, sus rebeldías e irreverencias, sus deseos y sueños, su vida en la literatura y en la academia, desde luego también su matrimonio y su maternidad, la muerte de su hijo y sus temores de Dios, del movimiento, la vida, sus padres y su familia, de su certeza desde niña de que quería convertirse en escritora. Pero también es una novela en la que explora su identidad y su cuerpo.
"Estoy hablando de un cuerpo que envejece y de un espíritu que se fortalece con un montón de cosas, pero en el que finalmente viven todavía unas vulnerabilidades. Y esa niña que yo fui sigue viviendo en mí, sigue ahí con todos sus miedos y fue cuando encontré que yo tenía que ir a mi oficio. A lo que me salvó a los 13 años en un internado, que era escribir poesía. Y a lo que me salva ahora que es que por fortuna estoy terminando otro libro; es mostrar cómo la literatura sostiene a unos seres humanos. A veces a los que escribimos y a veces a los que leen", apunta la narradora.
Bonnett confiesa que por eso escribió este libro, "cuando estaba en pandemia recordé todas las vicisitudes de mi propio cuerpo; nunca me ha dado un cáncer, nunca me ha dado nada grave, pero lidió con él todos los días a todas horas", señala la escritora que asegura que la vida le ha hecho comprender que "yo soy sobre todo poeta". Y por ello está feliz de que en breve saldrá con Visor su nuevo libro de poesía "Los hombres de mi vida" y ya trabaja en otro titulado "El arte de viajar".
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