Opinión Editorial
Monterrey del futuro
Publicación:07-05-2025
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En un futuro no muy lejano, con seguridad la ciudad de Monterrey será declarada la ciudad más contaminada del mundo
"El mejor momento para plantar un árbol fue hace 20 años, el segundo mejor momento es ahora"
Proverbio chino
En un futuro no muy lejano, con seguridad la ciudad de Monterrey será declarada la ciudad más contaminada del mundo.
El deshonroso reconocimiento será el resultado de la ardua labor resultado de la sinergia de empresarios, gobernadores y alcaldes sin escrúpulos, haciendo campaña por todo el planeta para traer más industrias a la localidad, además de permitir la explotación sin regulación alguna por parte de constructoras rapaces de áreas verdes, valles, cerros y montañas, presumiendo los millones de dólares en inversión, sí, pero a un alto costo ecológico para todos, inclusive para las familias de dichos personajes. Respirar se convirtió en algo imposible. Emisiones contaminantes, desechos tóxicos en ríos y veredas habrán deteriorado a la Sultana del Norte, empresarios y gobernantes se escudarán diciendo que la gente como quiera trabaja, "La gente es bien jaladora, además, negocio y restaurante que se abre siempre está lleno, ¡A nosotros nos gusta gastar, aquí hay lana, ajúa!".
En dicho horizonte de contaminación también surgirán los oportunistas "mentes de tiburón": embotelladoras de refrescos asociadas con empresas de aire acondicionado y alguna farmacéutica, venderán tanques de oxigeno casa por casa, además de desarrollar el primer equipo de aire limpio para edificios y hogares, similar a los sistemas contra incendios, el cual dispondrá de estaciones en cada habitación para respirar aire limpio y así mitigar el estado de asfixia en el que se vive. La gente no le quedará de otra que migrar, guarecerse en centros comerciales o en sus domicilios.
Por otro lado, el agua ya no será potable, la única que se puede beber será utilizada para fabricar refrescos, cerveza y pinturas para la industria automotriz. Sólo quienes puedan pagar una única membresía anual y realizar pagos mensuales podrán tomar agua, a los demás se les ofrecerá un producto químico alternativo de una sola dosis semanal y con eso compensar el déficit de agua en su organismo. Sobrevivir comenzará a ser considerado un lujo, el lujo regiomontano.
Toda la fauna igualmente irá replegándose a donde pueda, algunos animales domésticos simplemente se irán muriendo, su instinto irá marcando un ritmo diferente caracterizado por una negativa a reproducirse, al menos en este espacio; nada querrá compartir espacio con los humanos que viven en este cementerio de metales pesados flotando en el ambiente.
El único verde que podrá verse será el de las dos canchas de futbol de los dos estadios de la ciudad, las únicas "áreas verdes" que se conservan, las cuales recibirán un tratamiento con pintura dos veces por semana a fin de mantener la intensidad de su color. En realidad, desde hace muchos años no se coloca pasto en dichos campos — no hay agua para regarlos — en su lugar se ha instalado un plástico tratado que es tejido a mano y en el lugar que asemeja mucho al pasto natural, sólo que no aporta nada de oxígeno. Así que las personas que lo visiten podrán admirar el intenso color verde del césped, incluso olerlo, ya que se le habrá añadido un aroma artificial, pero no podrá respirarse nada que salga del mismo, ya que es algo que parece vivo, pero en realidad es inanimado, por no decir algo que nació muerto, sin vida.
« Camilo E. Ramírez Garza »