Sabias Que Cultural
Extinguen oficinas y cambian estructura en Secretaría de Cultura

Publicación:26-07-2025
TEMA: #Cultura
Bolfy Cottom, analista de políticas culturales, señala que en este reglamento la administración deja "su sello" en cuanto a temas ideológicos.
CIUDAD DE MÉXICO.- El nuevo Reglamento Interior de la Secretaría de Cultura
, aunque es claro a nivel jurídico, despierta algunas dudas entre expertos en el campo legal. La normativa se publicó este martes en el Diario Oficial de la Federación y plantea cambios en su estructura con nuevas oficinas, así como la eliminación y degradación de otras unidades.
A la estructura de la dependencia se suman la Unidad de Culturas Vivas, Patrimonio Inmaterial e Interculturalidad, al frente de la cual recién fue nombrado Diego Prieto —exdirector del INAH—, y la Dirección General de Acción Territorial y Promoción Comunitaria. Las Unidades Administrativas que ya no aparecen son, la subsecretaría de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura, —sin figurar desde la pasada administración—, la Dirección de Asuntos Internacionales, la Dirección General del Centro Nacional de las Artes, la Dirección General de la Fonoteca Nacional, la Dirección General de Publicaciones y la Dirección General de Tecnologías de la Información y Comunicaciones.
"Jurídicamente lo veo correcto", afirma Luis Cacho, especialista en derecho cultural y autor del reglamento en 2016. Entre los aciertos técnicos que identifica es que algunas de las direcciones que desaparecen, se pueden encontrar dentro de las direcciones existentes. Por ejemplo, la Dirección General de Bibliotecas absorbe la Fonoteca y Fomento a la lectura, mientras que la Dirección General de Circuitos y Festivales absorbe al Centro Nacional de la Artes (y se le suma el Complejo Cultural Los Pinos).
"El error hubiera sido dejar sin fundamentos a esas áreas y sus funciones", asegura Cacho, quien considera que el Reglamento también es correcto a nivel operativo.
Bolfy Cottom, analista de políticas culturales, señala que en este reglamento la administración deja "su sello" en cuanto a temas ideológicos: "le dan mucho énfasis a lo que es el tema de culturas indígenas, afromexicanas, ahora sí toman más en cuenta el tema de culturas populares".
La nueva Unidad de Culturas Vivas, Patrimonio Inmaterial e Interculturalidad es la que genera más preguntas al especialista, como saber a qué se refieren con "culturas vivas", sobre las atribuciones que se le dan para participar en mecanismos internacionales –que indica ya trabaja la Cancillería–, el señalamiento de que colaborará con INAH, INBAL y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, pues estos órganos descentralizados cuentan con sus propios marcos legales y sus propias funciones. También está la atribución de investigación "de la pluralidad étnica y diversidad de expresiones culturales de México" que se le asigna a esta oficina:
"Mucho de esto ya se hace, lo hace el INAH, la UNAM... pareciera que esta unidad quiere tener su propio centro de investigación o se quiere convertir en uno. ¿Esto quiere decir que va a tener académicos? Es muy extraño, como si no existiera nada en este campo", cuestiona Cottom.
En el caso de la Dirección General de Bibliotecas, el experto ve lógico que se le adjudique Fomento a la Lectura y Fonoteca Nacional, aunque considera que de este último es una "degradación", y cree que podría ser la oportunidad para dar mayor certeza a estas oficinas, pero que eso dependerá de los recursos que se les asignen.
Recursos para el nuevo reglamento
El Reglamento llega a medio año y, como se indica en el propio documento, no se incrementará el presupuesto de la Secretaría, pues los gastos que se generen por su aplicación se cubrirán con el presupuesto del año en curso.
"El desafío es el tema presupuestal", dice Cottom. El experto considera que aplicar el reglamento de manera eficiente este año es "una vana ilusión". "Habrá que ver en el siguiente año fiscal cómo se propone el presupuesto", agrega el investigador.
Para Cacho, el tema del dinero no tendría por qué ser un problema, pues lo que tendría que hacer la dependencia es tomar los recursos asignados a las oficinas desaparecidas y distribuirlo para financiar las nuevas unidades administrativas y los cambios en las direcciones generales.
A la estructura de la dependencia se suman la Unidad de Culturas Vivas, Patrimonio Inmaterial e Interculturalidad, al frente de la cual recién fue nombrado Diego Prieto —exdirector del INAH—, y la Dirección General de Acción Territorial y Promoción Comunitaria. Las Unidades Administrativas que ya no aparecen son, la subsecretaría de Diversidad Cultural y Fomento a la Lectura, —sin figurar desde la pasada administración—, la Dirección de Asuntos Internacionales, la Dirección General del Centro Nacional de las Artes, la Dirección General de la Fonoteca Nacional, la Dirección General de Publicaciones y la Dirección General de Tecnologías de la Información y Comunicaciones.
"Jurídicamente lo veo correcto", afirma Luis Cacho, especialista en derecho cultural y autor del reglamento en 2016. Entre los aciertos técnicos que identifica es que algunas de las direcciones que desaparecen, se pueden encontrar dentro de las direcciones existentes. Por ejemplo, la Dirección General de Bibliotecas absorbe la Fonoteca y Fomento a la lectura, mientras que la Dirección General de Circuitos y Festivales absorbe al Centro Nacional de la Artes (y se le suma el Complejo Cultural Los Pinos).
"El error hubiera sido dejar sin fundamentos a esas áreas y sus funciones", asegura Cacho, quien considera que el Reglamento también es correcto a nivel operativo.
Bolfy Cottom, analista de políticas culturales, señala que en este reglamento la administración deja "su sello" en cuanto a temas ideológicos: "le dan mucho énfasis a lo que es el tema de culturas indígenas, afromexicanas, ahora sí toman más en cuenta el tema de culturas populares".
La nueva Unidad de Culturas Vivas, Patrimonio Inmaterial e Interculturalidad es la que genera más preguntas al especialista, como saber a qué se refieren con "culturas vivas", sobre las atribuciones que se le dan para participar en mecanismos internacionales –que indica ya trabaja la Cancillería–, el señalamiento de que colaborará con INAH, INBAL y el Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas, pues estos órganos descentralizados cuentan con sus propios marcos legales y sus propias funciones. También está la atribución de investigación "de la pluralidad étnica y diversidad de expresiones culturales de México" que se le asigna a esta oficina:
"Mucho de esto ya se hace, lo hace el INAH, la UNAM... pareciera que esta unidad quiere tener su propio centro de investigación o se quiere convertir en uno. ¿Esto quiere decir que va a tener académicos? Es muy extraño, como si no existiera nada en este campo", cuestiona Cottom.
En el caso de la Dirección General de Bibliotecas, el experto ve lógico que se le adjudique Fomento a la Lectura y Fonoteca Nacional, aunque considera que de este último es una "degradación", y cree que podría ser la oportunidad para dar mayor certeza a estas oficinas, pero que eso dependerá de los recursos que se les asignen.
Recursos para el nuevo reglamento
El Reglamento llega a medio año y, como se indica en el propio documento, no se incrementará el presupuesto de la Secretaría, pues los gastos que se generen por su aplicación se cubrirán con el presupuesto del año en curso.
"El desafío es el tema presupuestal", dice Cottom. El experto considera que aplicar el reglamento de manera eficiente este año es "una vana ilusión". "Habrá que ver en el siguiente año fiscal cómo se propone el presupuesto", agrega el investigador.
Para Cacho, el tema del dinero no tendría por qué ser un problema, pues lo que tendría que hacer la dependencia es tomar los recursos asignados a las oficinas desaparecidas y distribuirlo para financiar las nuevas unidades administrativas y los cambios en las direcciones generales.
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