Sabias Que Cultural
Las marcas que el mexicano se apropió y ya forman parte de su léxico

Publicación:25-04-2025
TEMA: #Cultura
La estudiosa que relata el origen de cada uno de los productos, detalla la apropiación de la marca por los mexicanos.
CIUDAD DE MÉXICO.- ¿Cómo se forman las nuevas palabras en nuestro idioma? Es la pregunta que ha motivado varios de los títulos que forman parte de la colección Manuales de la Academia Mexicana de la Lengua, en la que acaba de aparecer "Marcas
que marcan", un título coordinado por la gramática Axel Hernández, quien a partir de las consultas que llegan a esa institución, reunió 25 de estos términos que usamos en el español de México, que nacieron marcas de productos, pero pasaron a formar parte léxico del español de los mexicanos, entre los que están: Alka-Seltzer, Chocomil, Clavel, CocaCola, Cotonete, Durex, Fab, Gelish, Kótex, Lechera, Maicena, Maseca, Póstit, Prit, Resistol, Royal, Sal de Uvas, Tehuacán y Tóper.
La estudiosa que relata el origen de cada uno de los productos, detalla la apropiación de la marca por los mexicanos, presenta ejemplos y frases de su uso e incluso imágenes de la publicidad que se hacía en su época y que determinó su entrada al léxico mexicano, asegura que hay varias maneras de apropiación y algunas de ellas fueron la marca de un producto que, con el uso cotidiano y de tanto repetirse, se popularizaron y convirtieron en sustantivos comunes.
Asegura en entrevista que la lengua es nuestro patrimonio intangible y más importante es la capacidad que tenemos para comunicarnos, para conocer el mundo, para expresar ideas, sentimientos, para establecer lazos con los demás, es parte inherente y central de nuestra vida cotidiana, nos define como cultura y sociedad.
"En este manual, lo que quisimos en la Comisión de consultas, fue tocar uno de los mecanismos que tiene la lengua en general para crear y apropiarse de voces a partir de lo que fueron nombres propios de cosas, que no les llamamos así pero que son marcas registradas que uno de los mecanismos es convertirlos en sustantivos comunes. Estás son 25 vices a las que nos pudimos acercar y reconocemos que es la creación de nuevas voces para enriquecer el léxico de una lengua" afirma la gramática.
Ella asegura que en realidad está apropiación es un mecanismo de varias lenguas, no es solo del español, sino que lo podemos ver en inglés, en francés, en italiano, donde los productos tienen un nombre propio que los hablantes usan más que el propio sustantivo que se podría designar como un genérico o un sustantivo más general.
"A pesar que son procesos de todas las lenguas, no son uniformes, sino que lo que se estandariza o se vuelve parte de la lengua para una comunidad del habla se quedan algunas veces y en otras comunidades de voces pueden ser otras.
En el manual se recogen algunos casos de palabras en las que vemos que en España la voz que se utilizan para designar ese producto puede no coincidir con los que se usan en otros países de América y en México tampoco, porque las marcas a veces van cambiando de lugar a lugar y la forma en que los hablantes se refieren a esos productos puede no coincidir y eso forma parte de la historia de esa comunidad de habla, de la cultura, y también de los productos que nos gustan, que son muy cotidianos para nosotros, que pueden no ser uniformes de las variantes del español", afirma Hernández.
Por ejemplo, es el caso de la marca La lechera, que hace referencia a llegar que llamaríamos leche condensada, pero que es una voz que no existe en otras regiones hispanohablantes y que ni siquiera cotidianamente este producto, a pesar de que hubo marcas que lo introdujeron en otras regiones no fue un producto que lo acogieran con todo el éxito que tuvo en México la leche condensada, y mucho menos entenderían frases como "al postre le puse lechera, huevo y harina", dice Axel Hernández, quién cita otro ejemplo de esta variación: Curita, que para nosotros es muy común, pero que no es así en todos los países, como en España que le llaman bandita.
"Usarlos y apropiarnos de estos términos que son nombre de marcas o productos es un recurso discursivo, de claridad lingüística, de recurrir a esos nombres comerciales porque es hacer uso de la claridad de los mensajes, del éxito comunicativo, de lo que llama en lingüística o en gramática el éxito comunicativo. Es uno de los recursos que tiene la lengua para ser un instrumento útil, eficaz, actual, etcétera", apunta la doctora Hernández.
Para ella era fundamental contar la historia y el origen de los productos porque también habla de nuestra Cultura. "A veces algunas generaciones conocieron más el producto con una única marca y luego se popularizó y luego todo el mundo entiende a qué nos estamos refiriendo y se incorpora a nuestro léxico", dice Hernández y cita casos de las marcas Kotex, que por generaciones fueron la forma de llamar a las toallas femeninas o sanitarias, el Fab, que por años se nombró así a los detergentes para ropa, pero son términos que acaso solo entraron en desuso en nuevas generaciones porque todavía hay hablantes que así los nombran.
Axel Hernández afirma que algunas de estas 25 voces reunidas en el manual "Marcas que marcan" fueron preguntas que llegaron a la Comisión de consultas de la Academia, y por ella la institución reconoció que era muy importante hacer un rescate pormenorizado de la voz de las marcas. "
La estudiosa que relata el origen de cada uno de los productos, detalla la apropiación de la marca por los mexicanos, presenta ejemplos y frases de su uso e incluso imágenes de la publicidad que se hacía en su época y que determinó su entrada al léxico mexicano, asegura que hay varias maneras de apropiación y algunas de ellas fueron la marca de un producto que, con el uso cotidiano y de tanto repetirse, se popularizaron y convirtieron en sustantivos comunes.
Asegura en entrevista que la lengua es nuestro patrimonio intangible y más importante es la capacidad que tenemos para comunicarnos, para conocer el mundo, para expresar ideas, sentimientos, para establecer lazos con los demás, es parte inherente y central de nuestra vida cotidiana, nos define como cultura y sociedad.
"En este manual, lo que quisimos en la Comisión de consultas, fue tocar uno de los mecanismos que tiene la lengua en general para crear y apropiarse de voces a partir de lo que fueron nombres propios de cosas, que no les llamamos así pero que son marcas registradas que uno de los mecanismos es convertirlos en sustantivos comunes. Estás son 25 vices a las que nos pudimos acercar y reconocemos que es la creación de nuevas voces para enriquecer el léxico de una lengua" afirma la gramática.
Ella asegura que en realidad está apropiación es un mecanismo de varias lenguas, no es solo del español, sino que lo podemos ver en inglés, en francés, en italiano, donde los productos tienen un nombre propio que los hablantes usan más que el propio sustantivo que se podría designar como un genérico o un sustantivo más general.
"A pesar que son procesos de todas las lenguas, no son uniformes, sino que lo que se estandariza o se vuelve parte de la lengua para una comunidad del habla se quedan algunas veces y en otras comunidades de voces pueden ser otras.
En el manual se recogen algunos casos de palabras en las que vemos que en España la voz que se utilizan para designar ese producto puede no coincidir con los que se usan en otros países de América y en México tampoco, porque las marcas a veces van cambiando de lugar a lugar y la forma en que los hablantes se refieren a esos productos puede no coincidir y eso forma parte de la historia de esa comunidad de habla, de la cultura, y también de los productos que nos gustan, que son muy cotidianos para nosotros, que pueden no ser uniformes de las variantes del español", afirma Hernández.
Por ejemplo, es el caso de la marca La lechera, que hace referencia a llegar que llamaríamos leche condensada, pero que es una voz que no existe en otras regiones hispanohablantes y que ni siquiera cotidianamente este producto, a pesar de que hubo marcas que lo introdujeron en otras regiones no fue un producto que lo acogieran con todo el éxito que tuvo en México la leche condensada, y mucho menos entenderían frases como "al postre le puse lechera, huevo y harina", dice Axel Hernández, quién cita otro ejemplo de esta variación: Curita, que para nosotros es muy común, pero que no es así en todos los países, como en España que le llaman bandita.
"Usarlos y apropiarnos de estos términos que son nombre de marcas o productos es un recurso discursivo, de claridad lingüística, de recurrir a esos nombres comerciales porque es hacer uso de la claridad de los mensajes, del éxito comunicativo, de lo que llama en lingüística o en gramática el éxito comunicativo. Es uno de los recursos que tiene la lengua para ser un instrumento útil, eficaz, actual, etcétera", apunta la doctora Hernández.
Para ella era fundamental contar la historia y el origen de los productos porque también habla de nuestra Cultura. "A veces algunas generaciones conocieron más el producto con una única marca y luego se popularizó y luego todo el mundo entiende a qué nos estamos refiriendo y se incorpora a nuestro léxico", dice Hernández y cita casos de las marcas Kotex, que por generaciones fueron la forma de llamar a las toallas femeninas o sanitarias, el Fab, que por años se nombró así a los detergentes para ropa, pero son términos que acaso solo entraron en desuso en nuevas generaciones porque todavía hay hablantes que así los nombran.
Axel Hernández afirma que algunas de estas 25 voces reunidas en el manual "Marcas que marcan" fueron preguntas que llegaron a la Comisión de consultas de la Academia, y por ella la institución reconoció que era muy importante hacer un rescate pormenorizado de la voz de las marcas. "
« El Universal »
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