Opinión Editorial
Zapatero a tus zapatos
Publicación:20-09-2025
++--
Nos hemos acostumbrado en nuestro país a que la política se lleve de la mano con la improvisación
Nos hemos acostumbrado en nuestro país a que la política se lleve de la mano con la improvisación. Lo insólito es que cuando la improvisación viene uniformada, el margen de error se multiplica. López Obrador, en su obstinación por sobrevalorar a las Fuerzas Armadas, les entregó atribuciones que rebasan por mucho su naturaleza y su experiencia. Y lo hizo con la idea de que la disciplina militar supliría la eficiencia civil. El resultado está a la vista: la disciplina se transformó en opacidad y la opacidad en un campo fértil para los abusos.
Ahí están los marinos administrando aeropuertos, controlando aduanas, construyendo trenes, manejando empresas. Les dieron responsabilidades que en cualquier país moderno recaen en manos de especialistas civiles o, en su caso, de la iniciativa privada. La lógica es simple, un soldado está entrenado para obedecer órdenes, no para tomar decisiones ejecutivas sobre millones de pesos, el mando militar está acostumbrado a la verticalidad, no a la transparencia. Cuando se colocan a generales y almirantes en actividades empresariales o administrativas, el riesgo es evidente, "la ocasión hace al ladrón", y si no al ladrón directo, sí al encubridor complaciente.
El discurso del secretario de Marina, almirante Raymundo Pedro Morales Ángeles, merece subrayarse por su firmeza y por su franqueza, al reconocer sinceramente que se les pasó la mano, admitiendo la existencia de mandos de alto nivel en la propia Marina involucrados en actos de corrupción, dejando entrever que las responsabilidades alcanzan al mismísimo exsecretario de la Marina y, sin mencionarlo, al expresidente de la República.
Insólito que un almirante secretario en funciones haya aceptado públicamente que en "la institución más querida de México" se creó una red de corrupción de huachicol fiscal, en la que están involucrados altos mandos navales: "Fue muy duro aceptarlo, pero hubiera sido mucho más y absolutamente imperdonable callarlo...fuimos nosotros mismos quienes en un ejercicio de lealtad y congruencia, dimos un golpe de timón contra la corrupción, poniendo a disposición de la autoridad a los presuntos responsables por actos reprobables que no nos definen como institución, sino que podían enquistarse y quedarse para dañar a nuestro pueblo". Lo que empezó como un supuesto blindaje contra la corrupción, terminó siendo un incentivo más para ella. Las fuerzas armadas incursionaron en terrenos que no dominan, sin contrapesos reales, con discrecionalidad absoluta y, además con recursos millonarios. Era cuestión de tiempo para que la nave se escorara. La lección debería ser clara: Zapatero a tus zapatos. La seguridad nacional que sea conducida por militares, la administración civil, como su definición lo indica, que quede en manos de civiles.
El almirante Morales habla de correcciones y de ajustes, ojalá sea cierto, lo importante no es tanto la voluntad de enmendar, sino la advertencia que deja para el futuro inmediato, pero la verdadera lección es otra, el poder militar no debe sustituir al civil en tareas que no le corresponden. Porque cuando se cruza esa línea, tarde o temprano, la realidad recuerda lo obvio: Zapatero a tus zapatos. De lo contrario, la tentación del poder termina desdibujando instituciones, responsabilidades y hasta el prestigio mismo de la autoridad.
Presidenta Sheinbaum: ¿cómo financiar las prioridades de desarrollo?
« José Rubinstein »
