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Festejos en Gaza, pero sigue el miedo a que Israel no detenga ataque

Publicación:12-10-2025
TEMA: #Internacional
Una explosión de alivio tras tantos meses de bombas, muerte y destrucción. Pero pocos lo creen del todo.
GAZA, Palestina, octubre 9 (ANSA/EL UNIVERSAL).- Alegría, disparos al aire, fuegos artificiales, gente en las calles celebrando. La noticia del acuerdo para Gaza, que llegó desde Sharm el Sheij cuando en la Franja ya era plena noche, encendió de inmediato la esperanza. Una explosión de alivio tras tantos meses de bombas, muerte y destrucción. Pero pocos lo creen del todo.
"Nos hemos encontrado en situaciones similares muchas veces. Israel podría reanudar la guerra después de obtener la liberación de todos los rehenes; nunca confiamos en ellos", cuenta Abu Baker, de 54 años, desplazado desde Ciudad de Gaza hacia el sur desde hace 18 meses.
Abu perdió a su hija y a sus nietos en los primeros quince días de guerra, cuando Israel atacó el barrio del campo de refugiados de Jabalia. "Es demasiado pronto para celebrar el fin de la guerra", agrega, sin levantar la mirada y sin ocultar el miedo.
No teme solo nuevos ataques antes de que entre en vigor la tan esperada tregua -como explica-, algo que Israel suele hacer cada vez que se perfila un alto el fuego: "En esos momentos matan a más personas que en los otros días".
Los temores son también, y sobre todo, por el futuro. Por un mañana que para él, como para miles de palestinos en la Franja, sigue siendo una incógnita entre los traumas, los duelos por superar y la necesidad de encontrar una forma de empezar de nuevo después de la guerra.
"Perdí mi casa, mis bienes y mi trabajo. ¿Qué pasará ahora? ¿Seguiré viviendo en una carpa durante años?", se pregunta con angustia.
No se siente muy distinto Yousef Al-Shaikh. Hasta hace un mes, su casa seguía en pie y se consideraba afortunado de que los israelíes no la hubieran demolido en el sector occidental de Ciudad de Gaza, a pesar de la enorme destrucción del barrio.
Pero tres semanas atrás volvió a ser desplazado y aún no sabe si su vivienda sigue existiendo. "Esa es mi mayor esperanza por ahora", dice.
Por el momento, el ejército israelí controla la carretera costera principal, Al-Rasheed, que conecta el sur con el norte: es la única vía para regresar a Ciudad de Gaza.
Los refugiados y desplazados que se encuentran en el sur esperan que las fuerzas israelíes se retiren de esa ruta para poder volver a sus vecindarios, aunque estén completamente destruidos.
Han aprendido que no deben moverse hasta que el último soldado israelí haya abandonado la zona, sabiendo que, en el pasado, muchos murieron por intentar regresar antes de tiempo.
A pesar del dolor, de las pérdidas irreparables y del escepticismo, la gente en Gaza no oculta el alivio que siente por este acuerdo. Eman Jamal cuenta que se siente feliz, al menos por haber sobrevivido junto a su familia a una guerra tan sangrienta. Lo perdió todo, pero se alegra de ver vivos a sus hijos y de pensar que quizá ya no tendrá que temer por ellos si todo ocurre como se ha prometido.
Eman vivía en Khan Younis; toda la zona fue arrasada y no logró encontrar su casa. "Me quedaré en esta carpa por mucho tiempo, pero tenemos que alimentar a nuestros hijos y seguir adelante", dice, esbozando una leve sonrisa.
"Nos hemos encontrado en situaciones similares muchas veces. Israel podría reanudar la guerra después de obtener la liberación de todos los rehenes; nunca confiamos en ellos", cuenta Abu Baker, de 54 años, desplazado desde Ciudad de Gaza hacia el sur desde hace 18 meses.
Abu perdió a su hija y a sus nietos en los primeros quince días de guerra, cuando Israel atacó el barrio del campo de refugiados de Jabalia. "Es demasiado pronto para celebrar el fin de la guerra", agrega, sin levantar la mirada y sin ocultar el miedo.
No teme solo nuevos ataques antes de que entre en vigor la tan esperada tregua -como explica-, algo que Israel suele hacer cada vez que se perfila un alto el fuego: "En esos momentos matan a más personas que en los otros días".
Los temores son también, y sobre todo, por el futuro. Por un mañana que para él, como para miles de palestinos en la Franja, sigue siendo una incógnita entre los traumas, los duelos por superar y la necesidad de encontrar una forma de empezar de nuevo después de la guerra.
"Perdí mi casa, mis bienes y mi trabajo. ¿Qué pasará ahora? ¿Seguiré viviendo en una carpa durante años?", se pregunta con angustia.
No se siente muy distinto Yousef Al-Shaikh. Hasta hace un mes, su casa seguía en pie y se consideraba afortunado de que los israelíes no la hubieran demolido en el sector occidental de Ciudad de Gaza, a pesar de la enorme destrucción del barrio.
Pero tres semanas atrás volvió a ser desplazado y aún no sabe si su vivienda sigue existiendo. "Esa es mi mayor esperanza por ahora", dice.
Por el momento, el ejército israelí controla la carretera costera principal, Al-Rasheed, que conecta el sur con el norte: es la única vía para regresar a Ciudad de Gaza.
Los refugiados y desplazados que se encuentran en el sur esperan que las fuerzas israelíes se retiren de esa ruta para poder volver a sus vecindarios, aunque estén completamente destruidos.
Han aprendido que no deben moverse hasta que el último soldado israelí haya abandonado la zona, sabiendo que, en el pasado, muchos murieron por intentar regresar antes de tiempo.
A pesar del dolor, de las pérdidas irreparables y del escepticismo, la gente en Gaza no oculta el alivio que siente por este acuerdo. Eman Jamal cuenta que se siente feliz, al menos por haber sobrevivido junto a su familia a una guerra tan sangrienta. Lo perdió todo, pero se alegra de ver vivos a sus hijos y de pensar que quizá ya no tendrá que temer por ellos si todo ocurre como se ha prometido.
Eman vivía en Khan Younis; toda la zona fue arrasada y no logró encontrar su casa. "Me quedaré en esta carpa por mucho tiempo, pero tenemos que alimentar a nuestros hijos y seguir adelante", dice, esbozando una leve sonrisa.
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