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Circo Atayde hace mil malabares para seguir

Circo Atayde hace mil malabares para seguir


Publicación:23-04-2025
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Un tercio del sector desapareció por dos hechos clave: la prohibición del uso de animales silvestres en espectáculos circenses y la pandemia Covid-19

El circo en México atraviesa su momento más crítico desde que fue introducido al país en 1809 por el empresario inglés Philip Lailson, quien presentó el Real Circo de Equitación en la Ciudad de México.

Más de dos siglos después, esa tradición que recorrió carpas, ferias y generaciones por todo el país enfrenta una caída que amenaza su supervivencia. En menos de una década, el número de circos en México se redujo drásticamente: de cerca de 700 compañías antes de la pandemia, hoy sobreviven entre 450 y 250, según estimaciones de diversas asociaciones de propios cirqueros.

Un tercio del sector desapareció por dos hechos clave: la prohibición del uso de animales silvestres en espectáculos circenses -en vigor desde julio de 2015- y la pandemia de COVID-19, que obligó a suspender funciones por casi dos años.

La primera medida desmanteló el modelo tradicional de decenas de compañías; la segunda profundizó una crisis que ya era estructural.

"Para nosotros, los animales eran parte de nuestra familia. Convivíamos con ellos todos los días, y ellos también con nosotros. Cuando vino la prohibición, tuvimos que entregarlos. Muchos murieron de tristeza, porque ya no estaban con sus humanos. Fue un proceso muy doloroso", lamenta Humberto Padilla Ledezma, director del Circo Atayde Hermanos, una de las compañías más emblemáticas del país, con más de 130 años de historia.

De acuerdo con cifras de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), en 2014 los circos albergaban mil 91 animales silvestres. La mayoría fueron trasladados a zoológicos, centros de conservación o resguardos.

Sin embargo, para algunos circos, la ley -aplaudida por sectores ambientalistas- no contempló un plan de transición integral, lo que derivó en desamparo logístico y económico para muchas familias.

Siempre renovándose

El Atayde sigue levantando su carpa, ahora en la Ciudad de México, iniciando temporada en la explanada de la alcaldía Venustiano Carranza, con una propuesta renovada y, claro, sin animales, pero con la idea de mantener viva la tradición.

"Es muy valioso ver en las funciones a personas mayores que traen a sus hijos y nietos. Nos cuentan que, cuando eran pequeños, sus padres los llevaban al circo. Ahora regresan con sus propias familias", destaca el director del Atayde.

Sin animales desde hace tiempo, actualmente el circo ofrece funciones con actos clásicos como el trapecio, que requieren años de preparación y gran disciplina.

"Este es un arte que demanda esfuerzo y dedicación. Detrás de cada número hay mucho trabajo, sobre todo en actos como los de trapecistas, que implican años de práctica y entrega", subraya el director.

Las funciones están disponibles todos los días de la semana, en distintos horarios.

 



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