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La angustia desanimada

Publicación:28-09-2025
TEMA: #Agora
Amor es el motor de la vida. Es lo que mueve a los seres humanos a vivir y compartir sus vidas con los demás
¿Qué es el amor?
Olga de León G.
Amor es el motor de la vida. Es lo que mueve a los seres humanos a vivir y compartir sus vidas con los demás. Con aquellos a quienes llaman "seres queridos". Amar es un privilegio del que gozamos todos. Es lo que nos hace vibrar y tener sentimientos altruistas y únicos por quien o quienes amamos. Especialmente, primero por nuestra familia, por nuestros padres, los abuelos y los hermanos. También por los tíos, primos y sobrinos.
Entre los tipos o clases de amor, tiene lugar distintivo la persona de quien nos enamoramos y que no es aún parte de nuestra familia. También amamos a los niños, a los ancianos y a las personas desvalidas o que carecen de una relación intrínseca con nosotros. De igual manera podemos amar a los que nada o casi nada tienen, y nos inspiran a ser protectores y darles ayuda en la medida de nuestras posibilidades y según sus necesidades. Luego, igual podemos amar a los que nos ayudan en el camino y los necesitamos para cumplir con nuestro precepto de amor hacia los demás.
El amor nos ennoblece y define nuestra condición de humanos. Pero, acaso, sabemos en realidad amar, ¿sin imponer nuestro criterio ni invadir la privacidad y libre determinación del otro? ¿Cómo es el amor? Francamente, no lo sé. Para mí, es más sencillo sentirlo que definirlo. O contar una historia que pueda ejemplificar qué es el amor.
¿Pero, de qué estoy hablando? Amar en tiempos de intereses, competencias, debates, pleitos por el poder, "guerras de poder". A quién o quiénes les interesa el amor. Ahora lo comprendo, nada es lo que parece, ni nadie somos "quién", para hablar de amor en un mundo que no lo conoce, donde todo tiene precio, nada es gratuito.
Y, sin embargo, el amor está vivo, sigue existiendo en los corazones que saben su valor, no su precio.
Poema al amor
(Elegía sin metro ni rima, solo emoción)
Olga de León G.
"Cultivo una rosa blanca",
mi rosal sigue floreciendo
porque lo riego con agua
que cae del cielo,
cuando las nubes lloran
diamantes cristalinos
cual si fueran tristezas que me embargan
y ciegan mi mirada, ante tu olvido.
Hace muchos años, cuando era pequeña, supe que muchos me amaban o decían quererme mucho. Y, yo igual o más, los amaba a todos. Hasta el día en que descubrí que el amor no era gratuito, cobraba una cuota alta por permanecer siempre igual y en el mismo sitio. La cuota se pagaba en efectivo y en el mismo instante en que se otorgaba o, se recibía amor.
Un día -mientras dormía- tuve un sueño extraño que me quitó la tranquilidad con la que vivía y disfrutaba de la vida. Soñé que en todo el mundo no existía un solo ser que realmente supiera lo que era el amor. Por lo mismo, todos vivían en el engaño de creer que amaban a alguien y que eran bien correspondidos. Lo cual supieron cuando se les presentó la oportunidad de recibir -en definitiva- el amor de su ser amado, a cambio de entregarle a él o ella, cuanto poseían en bienes materiales. ¡Oh!, decepción. Pues algunos, naturalmente tuvieron dudas (y fueron los que actuaron de forma más inteligente): no entregaron sus bienes; rompieron el lazo de "amor". Otros, crédulos e ingenuos, lo dieron todo: a cambio de nada, pues su amor se fue, ¡voló!
En fin, el amor -como dice una canción- es una cosa esplendorosa; que también puede ser fatal y espantosa, especialmente para algunos ingenuos que son entoloachados con comidas pletóricas de yerbas, entre ellas, romero, toloache y otras... el que las degusta seguro será víctima de los deseos de la mujer u hombre que le haya cocinado aquel platillo... Eso dicen las malas y las buenas lenguas. Yo no sé nada al respecto, pero sí sería de las que duda...
Y, ¿el amor hacia las cosas, situaciones o hechos vividos?, ¿qué pasa con eso? También puede decirse que: ¿es amor, deseo, obsesión, costumbre, o qué es? Nuestras rutinas, por ejemplo, ¿son actos de amor, de costumbre o de determinación y voluntad propia, por tenerlas de tal o cual forma? Tampoco sé. Yo, como el sabio Sócrates, "solo sé que no se nada". Entonces, para qué me metí en este embrollo: Escribir sobre el amor... Sabrá Dios...
Me gusta lo difícil y buscarle tres pies al gato, aunque sepa que tiene cuatro. Creo que se deba a ese afán contradictorio, que es tan mío, y que se me agudizó con los estudios de Filosofía y mi intención de no tener una creencia ni teoría como la única y la mejor del mundo. Tampoco soy ecléctica, quisiera ser conciliadora; pero, (siendo honesta, como lo soy) estoy muy lejos de ser una auténtica persona conciliadora. Me encanta poner a pensar y que cada uno logre una respuesta.
Pistolas desintegradoras
Carlos A. Ponzio de León
El contrincante era imaginario. Así jugábamos cuando éramos niños, combatíamos contra monstruos y enemigos que vivían en nuestra imaginación. Ciertamente, tienen una representación visual: a veces los copiamos de alguna película o serie televisiva que hemos visto, o de historias que heredamos de nuestros padres. Enfermedad pura. Desconocimiento profundo de la realidad.
Durante mi niñez, las películas famosas eran las de la saga de "Las Guerras de las Galaxias", de George Lucas. Recuerdo haber visto el episodio V, "El Imperio Contraataca", en el cine. Probablemente fue en 1980 o 1981. La primera película de la serie, el Episodio IV, había sido producida cuando yo tenía tres o cuatro años, así es que no la vi en pantalla grande, sino años después, en televisión, a mediados de los ochenta, luego de haber visto la segunda de la serie. Como otros niños, me volví fanático de la historia. Mi héroe era Luke Skywalker. ¿Quién diría que Han Solo brillaría al menos igual, al final de cuentas?
Cuando mi Padre nos llevaba en el viejo Beatle, a toda la familia a Laredo, Texas, yo le pedía me comprara los muñecos de plástico de la película. Logré coleccionar una cantidad considerable de personajes, los cuales guardaba en una caja negra, con forma de la máscara de Darth Vader. Nunca tuve alguna de las naves; pero sí un sable de plástico que con pilas brillaba en verde y producía un sonido similar al que se escuchaba en las películas cuando las espadas eran agitadas en combate por los caballeros Jedi. También tuve una perrita dálmata a la que le pusimos por nombre: Jedi. Lo pronunciábamos como su nombre se lee en español.
Había un par de amiguitos de cuadra, quienes eran hermanos y que cuando jugábamos a las Guerras de las Galaxias, eran los droides R2-D2 y C-3P0, pero les decíamos Arturito y Citripio. Eran sus nombres castellanizados, al menos, en todo el país.
Nunca tuve alguna de las armas de fuego de la saga, en su forma de juguete, y menos las pistolas desintegradoras de los universos expandidos. Uno crece y la fantasía infantil se acaba. Y comenzamos a fantasear con otras cosas, a veces con verdaderas armas de fuego y enemigos ganados o gratuitos, no en la imaginación, sino en la realidad.
Mis fantasías pasaron del juego infantil a la creación literaria y musical. Escribí mis propios intentos de: obras de teatro y sonatas para piano. Luego, la fantasía pasó a ser la dichosa ciencia económica, el modelaje matemático y econométrico. Entré al mundo de los libros de los economistas y en la ilusión de encontrar soluciones a los problemas económicos más apremiantes, como el crecimiento del ingreso nacional y la reducción de la pobreza.
Pasaron los años y la ilusión de la creación artística volvió: música clásica, poesía, memoria, novela, cuento y ficción flash; fotografía en blanco y negro, a color, pintura acrílica sobre tela y técnicas mixtas sobre papel; video y guiones de cortometraje. Y ahí va uno extendiendo los intereses a medida que el tiempo pasa. Algunas cosas se van soltando en el camino y luego se recuperan. El tiempo para recordar lo ya aprendido: es menor que el requerido para el primer aprendizaje.
Volviendo al mundo de las ilusiones, cabe destacar que la de jugar con las pistolas reales suele ser parte de la misma ilusión infantil, pero ahora durante la adultez: pasar por encima del otro, saberse poderoso, descargar la furia acumulada, hacer florecer la semilla que alguien depositó en nosotros para la revancha. Es prueba de que hay algo, en este universo, que realmente desconocemos. Una ley que ignoramos existe, pero que siempre está operando: la poesía.
Es un privilegio crecer en una casa donde hay literatura, donde la alta cultura se valora, porque solo así se entienden los mensajes del universo, los más importantes. Y es un asunto muy desafortunado crecer en un hogar donde lo más importante siempre fue el dinero, el cómo volverse rico y acumular materia. Es una lástima, pero ese individuo, al día: tiene el alma podrida para entender lo que viene.
Es así como la realidad se planta ante nosotros. Parecería que hay un destino y no lo podemos cambiar. No podemos salir de la trampa. Son inmortales aquellos quienes lo logran. ¿El problema? Recorrer un camino ya andado no lleva a ningún lado, solo a una pared que es imposible saltar. Ni vendiendo ilusiones ricas en otras ilusiones, se llega al sueño dorado.
Siento decirlo, pero es la verdad: El triunfo y el fracaso, mundanos, son dos impostores que pertenecen a la misma ilusión.
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