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Opinión Editorial


Fuero, silencio y la desmemoria democrática


Publicación:31-03-2025
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El caso de Cuauhtémoc Blanco implica más que una decisión legislativa lamentable.

El caso de Cuauhtémoc Blanco implica más que una decisión legislativa lamentable, es una muestra de la manera de ser y de gobernar de Morena. Es un símbolo de cómo la impunidad puede protegerse desde el poder, incluso bajo gobiernos que se dicen "comprometidos" con la justicia.

Primero fuimos convocadas todas las legisladoras, supongo que para que fuera evidente que éramos 251 y que con el voto sólo de nosotras se podría lograr el inicio de un proceso. Luego, las mismas diputadas morenistas callaron.

Increíble fue la actitud de las diputadas de Morena. Por momentos pensé que guardarían silencio y votarían a favor de tan infame resolución tratando de ser inadvertidas, sin decir nada. Pero no fue así. Optaron por la indignidad: cometieron la peor de las iniquidades de manera estridente. Subieron a tribuna para defender el desechar el inicio de un proceso de desafuero, no les importó que fuera una mujer la posible víctima de la violencia sexual. Conforme pasaba el tiempo, la dignidad de toda una cámara, se degradaba cada vez más: aplaudieron, gritaron "no estás solo", reclamaban a la oposición a gritos. Y, por si fuera poco, le abrieron paso a quien se le acusaba y le dieron la palabra sin que tuviera derecho a subir a tribuna. Para la víctima, nada hubo.

No se trató de una omisión técnica ni de un conflicto entre fueros y competencias. Se trató de una decisión política, consciente, que priorizó los intereses partidistas sobre el interés superior de la justicia. La decisión no fue darle o quitarle el fuero, sino que quedara claro que, cualquiera que sea la acusación, si la persona a investigar dio dinero o apoyó al jefe AMLO, no será tocado ni con el pétalo del inicio de una investigación. No me cansaré de decirlo: esto es lo que pasa cuando un partido o coalición obtiene una mayoría que no le fue concedida en las urnas.

Los partidarios de la Cuarta Transformación han repetido hasta el cansancio que su compromiso es con el pueblo y con la transparencia. Sin embargo, cuando la ley toca a uno de los suyos, la reacción es evasiva, titubeante o francamente protectora. La presidenta, al principio, minimizó el caso. Después, ante la presión social, pidió que el diputado compareciera voluntariamente. Pero mientras éste mantenga el fuero, el mensaje es claro: el sistema está diseñado para proteger al poderoso, no para respaldar a la víctima.

Nos costó décadas construir una arquitectura institucional que nos permitiera transitar hacia una democracia con derechos. Tirarla en seis años no solo es un retroceso; es una forma de desmemoria democrática.

México necesita instituciones fuertes, no mayorías ciegas. Y necesita, sobre todo, ciudadanos que no se conformen con discursos, sino que exijan verdad, justicia y rendición de cuentas.

@Mzavalagc

 



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