Banner Edicion Impresa

Opinión Editorial


Navegantes desorientados


Publicación:08-10-2025
version androidversion iphone

++--

Una característica fundamental de la condición humana es la de no poseer una esencia uniforme a priori como los demás animales

La mejor forma de predecir el futuro es inventarlo

Jorge Forbes

Una característica fundamental de la condición humana es la de no poseer una esencia uniforme a priori como los demás animales.

Los humanos contamos con la dupla ausencia-diferencia; ausencia de referentes uniformes, estables, que nos garanticen la vida, las decisiones, el trabajo, el amor...y la diferencia, es decir, la ocasión de crear ilimitadamente. Esto, como lo hemos ya mencionado en otros espacios, puede ser visto como una crisis o como la maravillosa oportunidad para inventar el futuro en el presente. 

Nuestra condición es la de ser navegantes desorientados, que buscamos orientarnos por otros referentes, diversos, dinámicos; primero las estrellas, después los faros, como puntos firmes para dirigirnos hacia una cierta ruta, pasando por la religión, hasta llegar a la ciencia...en cada uno de esos momentos, la humanidad experimentaba un límite y una extensión; todos y cada uno de los referentes son parciales y relativos. Por lo tanto, lo que sirvió ayer no necesariamente servirá ahora y en un futuro inmediato. Esto puede frustrar a más de una persona, ya que encuentra relatividad en donde esperaría una verdad, estilo dogma, inamovible, así como entusiasmar, a partir de un deseo decidido que se pone en juego en aquello que se desea realizar.

Y que no decir del amor, donde la pérdida del ideal es la marca distintiva del reclamo y la queja entre enamorados, ¿qué nos sucedió? ¿por qué cambiaste? ¿por qué cambiamos? ¿cómo poder retomar lo que teníamos?, cuando no las formulas del amor con las que se intenta poner un "orden", con el riesgo de aprisionar el amor, precipitar su fin.

Como dice la poesía de Carlos Penha Filho, A solidão e sua porta: "Con todo lo que falla y es provisional. Recuerda que aún tienes una salida: entrar en el azar y amar lo transitorio". 

Cuando, por su parte, las vidas se resisten a reconocer e incluir el azar y lo transitorio de su existencia sus mentes y cuerpos reaccionan al temblor de lo que siempre cambia y es vacío, que espera para ser inventado y no tanto satisfecho o logrado de una sola vez, es entonces que la vida recobra la vida de la vida, de aquello que funciona como un referente en el cual sostenerse, justo como en el mar; cuando, por otro lado, no se consigue, los embates de las embarcaciones de la angustia y desolación se hacen presentes, anunciando el fin e inicio de algo que debe transformarse. 

La posibilidad de salir de la tristeza de la nostalgia y la esperanza es poder posicionarse en el presente, no tanto porque este prometa ser maravilloso, sino porque es la mejor manera de incluir el azar y lo transitorio, no tanto como falla o fracaso del ideal, sino como la condición sin la cual no se puede activar un nuevo entusiasmo y creatividad pautados en la responsabilidad de incluir en el mundo la propia singularidad.





« Camilo E. Ramírez Garza »