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Opinión Editorial


El poder y la Pascua


Publicación:14-04-2025
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Escribo en Domingo de Ramos y no puedo evitar recordar mi vida con mis hermanos, en familia.

Escribo en Domingo de Ramos y no puedo evitar recordar mi vida con mis hermanos, en familia. Mis papás nos enseñaron a celebrar la Pascua. Le daban la importancia de la Navidad. Aprendimos a saber que la Navidad cobraba todo su sentido con la pasión y la resurrección de Cristo. La cena de Pascua era divertida, con un motivo peculiar y profundo, llena de símbolos religiosos y de razones humanas para estar ahí. Ahora mi familia es depositaria de esta tradición y mi madre, que pronto cumplirá 96 años, es una invitada a la cena que hacemos en casa.

Aunque son celebraciones distintas, la pascua judía y la pascua de resurrección comparten más que un solo nombre: en aquélla, que se conoce también como Pesaj, recordamos la hermosa historia del pueblo judío que huye del cautiverio egipcio, mientras que en la segunda celebramos la resurrección de Cristo después de haber sido crucificado y de haber sufrido una pasión que comenzó precisamente cuando éste celebraba la Pesaj.

Las lecturas de los tres días santos que se conoce como el "Triduo Pascual" (y que se llevan a cabo el jueves, viernes y sábado) son narraciones profundas y fundantes que llegan a nuestros días y nos remiten a la Pasión de Jesús que hoy no puede leerse sin mirar la realidad de nuestras calles y nuestros días: juicios injustos, insultos, prisiones preventivas de oficio, violaciones al debido proceso, mentiras, excesos de autoridad, víctimas excluidas, mujeres discriminadas, autoridades que sólo quieren ver el espectáculo, silencios cobardes, madres que lloran, omisiones cómplices y cobardía generalizada frente al poderoso. Los paralelismos se vuelven evidentes.

Alguna vez leí del Papa Benedicto XVI la referencia al momento en que se enfrenta Poncio Pilato a Jesús preguntándole "... y ¿qué es la verdad?" (Jn., 18, 38). Pilato, desde el poder, no se detiene para escuchar la respuesta. Lo que hace es voltear inmediatamente al pueblo para preguntar a éste, es decir al "pueblo sabio" con el que prefiere quedar bien, qué debe hacer. Pilato siente que su poder no tiene ningún límite, pues el pueblo y la autoridad oficial se lo reconoce.

¿El poder del Estado tiene límites? Sí los tiene. Debe tenerlos. Y éstos no pueden ni deben depender del capricho de quien gobierna —por muy grande que sea el apoyo popular que tenga—, ni del arrebato de la masa en la plaza pública.

En estos días, además, encontramos lecturas que nos hablan de la libertad, el servicio, el compromiso, las certezas, de la fuerza y la lealtad de las mujeres, de la humildad, el perdón y la reconciliación, de la Esperanza y la fe, así como de la vida y del amor. Son días importantes para muchos de nosotros y si bien nos ayudan a reflexionar sobre temas religiosos, también nos sirven para relacionarnos con la realidad actual y nos ayudan a ser mejores personas. Nos vemos el próximo lunes, con renovada alegría y de mi parte para mis lectores: felicidades. Feliz Pascua.

@Mzavalagc

 



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