Opinión Editorial
Gratitud
Publicación:06-01-2025
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“La vida es un regalo y cada día es una oportunidad para agradecer por ella”. Jorge Luis Borges
Quizá por el mero ejercicio de hacerse publicidad y vender más postales de agradecimiento, alguna empresa propuso el “Día de la Gratitud”, que aún sin ser una fecha especial como tal, se “celebra” el 11 de enero.
Y aunque pudiera parecer una fiesta comercial más, la gratitud nunca pasa de moda y sus efectos son beneficiosos. Se dice por ahí que “el agradecimiento es la memoria del corazón” y que dar las gracias debería ser el único exceso recomendable en el mundo.
De entrada, por ejemplo, el haber brincado la imaginaria línea del 2024 al 2025, el tener un techo, alimento y una familia que le cobije, es un gran motivo para dar gracias.
La gratitud fortalece las conexiones humanas, creando lazos más profundos y significativos, es una semilla de felicidad.
Es cierto, la gratitud tiene un gran rival, la ingratitud, y el mundo está lleno de mezquindades; cuantas veces se tendido la mano a alguien, recibiendo a cambio una boca retorcida, un manotazo y ante eso, como dice el escritor francés, Claude Boiste, lo mejor es escribir las injurias en la arena y los beneficios, en el mármol.
En este primer ejercicio editorial del año, me desbordaré en gratitud por la vida misma, por el milagro de despertar cada día y tener, poco o mucho, para salir adelante y hasta para compartir.
Si a diario me y nos encontramos con noticias adversas como ejecutados, tráfico vial, incompetencia gubernamental, alza al servicio del transporte, obras mal hechas, la inflación, seguro tenemos tantas cosas por las cuales estar molestos y nadie puede culparnos por el mal sabor de boca que este tipo de circunstancias nos deja.
Que si los Poderes siguen sin ponerse de acuerdo para sacar un presupuesto que nos beneficie a todos; que si ha crecido el rezago legislativo, que Estados Unidos sigue sacando “trapos” sobre los Cárteles que operan en México y sus alcances; que, si México cobrará aranceles a los chinos o que, si se está “cocinando” un nuevo virus de dimensiones pandémicas en el gigante asiático, pues sí, todo eso nos pone de malas y nos preocupa.
No obstante, aún en la vorágine de cada día, hay tanto por agradecer: la sonrisa de quienes nos quieren bien, de un sándwich compartido, del caballeroso compañero que nos abrió la puerta, de un día fresco o por las palabras de aliento que recibimos en un episodio triste.
Las pequeñas cosas que hacen grande nuestra vida, las que nos dan felicidad, son un gran motivo para estar agradecidos.
Le comentaba al inicio de esta aportación, que el “Día del Agradecimiento” surgió por un mero interés comercial de vender postales, cosa que, para desgracia ya ni siquiera se fomenta; el género epistolar prácticamente ha desaparecido.
Aún con todo, agradezco a la empresa que lo promovió y si bien la fecha del “Día del Agradecimiento” quedó como una fecha más del calendario, que el ejercicio de agradecer prevalezca y se convierta en nuestro alimento constante, pues quien agradece, vibra alto y sigue atrayendo cosas maravillosas.
Que este 2025 sea de mucho agradecimiento, de mucha felicidad y de muchos instantes para atesorar.
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