Durante la celebración eucarística de Nochebuena, Fray Dago, el sacerdote que encabezó la misa a la que acudí con mi familia, se refirió al 2025, -parafraseo su mensaje- como un año de grandes cambios tanto en lo astronómico, como en lo económico, social y político. El panegírico completo se lo debo; pero no mentiré cuando le digo que más de uno salimos, si no asustados, sí reflexivos al respecto del mensaje casi apocalíptico.

Retomando una indicación del Arzobispado que pidió a todos los párrocos mantener de manera permanente las figuras de Jesús, José y María en el año por iniciar, Fray Dago invitó a los fieles a no guardar el Misterio Navideño, y mantenerlo en el hogar como un portal de protección.

Justo este domingo, la Iglesia Católica celebró el Día de la Sagrada Familia con el lema: "Familia, fuente de esperanza", donde se nos invita a contemplar a José, María y al Niño Jesús como modelos para la vida cotidiana, tomando en cuenta que los tres, desde el inicio, enfrentaron peligros, carencias y dificultades.

Por azares del destino, Fray Dago volvió a celebrar ayer la misa reiterando su llamado a mantener el Misterio (Jesús, José y María).

Y más allá de si usted decide creer o no en las palabras del sacerdote, retomo de sus palabras lo que la familia es o debe representar en los tiempos que hoy nos toca vivir.

Jesús, José y María son el modelo tradicional de familia, es fuente de inspiración y un modelo de amor; hoy existe una gran variedad de modelos familiares, y sea cual sea el que más se le acomode, una familia biológica o fraterna, esta representa compromiso y responsabilidad.

La familia es el mejor círculo de apoyo que cualquiera pueda tener y con el cual, sin duda, sea cual sea el problema, siempre habrá quien le tienda la mano o esté para confortarle o vivir tus logros.

Aún sin empiezan a faltar los pilares, como el padre o la madre, la familia no tiene porqué disolverse.

Tal como la Sagrada Familia tuvo sus vicisitudes, la presencia de Dios en medio de ellos fortaleció su amor y lograron siempre salir adelante.

Es así que la Iglesia, en pleno Año Jubilar, propone el 2025 como un Año de Gracia "como una oportunidad de redescubrir el don de la esperanza en la vida familiar, ya que nos trae una sobreabundancia de gracia".

El Papa Francisco recalca que el éxito también depende de la comunicación amorosa, despojada de reproches y añade: "el diálogo es el elemento más importante para una familia. Una familia que no se comunica no puede ser una familia feliz".

Coincido con el Pontífice en cuanto a que un momento propicio para el diálogo puede ser la hora de los alimentos, cuando todos están sentados a la mesa.

El diálogo, dice Francisco, puede resolver muchos problemas y, además, acorta la brecha generacional.

De cara al 2025, pongamos en nuestra lista de propósitos fortalecer el diálogo y la convivencia familiar y confiemos que aún si fuera un año difícil, lo transitemos con amor.

Desde este espacio, la que suscribe le desea a usted, amable lector, un venturoso y familiar 2025.