Junto con el abasto de agua en el área metropolitana de Monterrey, AMM, el problema de la movilidad es uno de los más acuciantes para los nuevoleoneses y, por supuesto, para los gobernantes que confluyen en ese espacio geográfico.

Con una población en el AMM de 5.34 millones de habitantes, en el mismo espacio coexisten 2.4 millones de vehículos de motor, la mayoría automóviles de uso privado. Hablamos de que casi uno de cada dos habitantes tiene un vehículo para su transporte privado con todo lo que ello conlleva para la movilidad. No hay vialidades que aguanten.

Hay en esta situación muchos factores que se entrelazan para ofrecer el resultado que todos podemos palpar cualquier día de la semana al transitar por las calles más importantes del AMM como Gonzalitos, Constitución, Morones Prieto o la calzada Madero con sus prolongaciones respectivas.

Pero también podemos ser testigos del problema si nos ponemos a observar las largas filas que se forman en las paradas de camiones urbanos, las cuales alcanzan cientos de metros y quizá miles de usuarios que esperan para abordar su transporte e ir a sus trabajos o regresar a sus hogares.

Las pérdidas de horas-hombre son brutales, afectan no solo la productividad de las empresas, sino la vida digna de las familias y generan tensiones que de otra forma seguramente no existirían.

Debido al estado de la movilidad en el AMM, otros factores se ven afectados, como por ejemplo el de la contaminación generada por los vehículos de motor, cualquiera que sea el nivel de esta o los conflictos familiares debidos a la falta de una convivencia sana no afectada por el cansancio debido a los largos traslados.

Pero también se entrelazan factores culturales y emocionales que en ocasiones no se toman en cuenta, como por ejemplo el pensamiento de que el uso del transporte público está destinado a los "fracasados" que no han podido adquirir un vehículo para su traslado, a lo que debe sumarse el hecho, por otra parte innegable, de que la calidad del servicio de transporte público en el AMM deja mucho que desear.

El de la movilidad no es un problema que tenga una solución fácil, mucho menos cuando se piensa que gobernar es comunicar y obtener likes, ya que como lo ha definido en otro contexto el expresidente Ernesto Zedillo, gobernar no consiste en ser popular, sino en ofrecer soluciones.

Qué bueno que el actual gobierno ha tomado como objetivo la mejora de la movilidad en el estado, priorizando el AMM, pero ojalá y vaya al fondo del asunto mejorando sustantivamente la calidad del transporte público para ponerlo al nivel de las grandes capitales del mundo, que así como enfrenta una decisión impopular, como lo es el alza en las tarifas del transporte con tal de ofrecer un mejor servicio, haga frente a los intereses que existen detrás de este ya sea ofrecido por particulares y sindicatos.

Muchas de las soluciones que se han ofrecido en otros tiempos consisten en favorecer el uso del automóvil particular, esperemos que la tendencia se revierta y, con soluciones multifactoriales, se alcance una mejora en este sentido.