Opinión Editorial
El lugar de la IA en la educación
Publicación:16-10-2024
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El debate sigue abierto, y es necesario que cada escuela y universidad, como cada maestro y estudiante se interrogue sobre el sentido de sustentar una postura
Comentemos algunos puntos sobre el lugar de la inteligencia Artificial (IA) en el campo educativo a todos los niveles y contextos. Dividimos las posturas en tres granes grupos: a) prohibición, b) aceptación abierta y c) aceptación condicionada.
a)De prohibición: dicha postura prohíbe el uso y las aplicaciones de la IA en las aulas, las funciones administrativas y preparación de sus docentes, restringiendo tajantemente su acceso a la universidad. La radicalidad que plantean requiere ser sustentada jurídicamente, es decir, avalada por otros poderes, llevando a regular, por ejemplo, el ciberespacio de una región determinada o un país, bloqueando el acceso libre de los usuarios a dichas aplicaciones.
La prohibición absoluta de las aplicaciones de la IA en el campo educativo es una contradicción a los mismos valores y posturas educativas que buscan promover las universidades y escuelas, ya que es precisamente la misma inteligencia académica y universitaria la que ha participado en gran medida en el desarrollo de las múltiples aplicaciones de la IA. Lo cual evidencia que dichas decisiones prohibitivas no surgen al interior de los campos académicos y de investigación verdaderos, sino en contextos políticos-económicos cuyos horizontes son la acumulación y gestión del poder, que aderezan sus posturas con valores tradicionales de pureza de la educación, los procesos de enseñanza-aprendizaje, los cuales ven, muchas veces por un profundo desconocimiento, en la IA una degradación de la educación, y no una necesaria articulación para su potenciación.
Es importante notar que la prohibición de la aplicación de la IA al campo educativo termina —para enojo de los paladines de la prohibición— produciendo el efecto contrario al deseado: promoviendo aún más su aplicación y desarrollo. El deseo y la libertad siempre se impondrán al sueño totalitario del control.
b)Aceptación franca y abierta: postura arriesgada pero también comprometida responsablemente con la innovación de la educación a la luz de la IA, considerando que la IA puede mejorar los procesos administrativos, de preparación de los docentes, del aprendizaje y formación de sus alumnos. Dichas escuelas y universidades serán las que puedan habitar de mejor manera en este siglo XXI, sacándole el provecho a los recursos que la IA ofrece. Su postura es arriesgada, creativa, de innovación, sin temor ni restricciones a reformular el pasado en el presente, con miras a un futuro, viendo en la IA un aliado, más que un enemigo o una degradación de los valores de la educación. Como puede apreciarse, estas escuelas promueven desde sus estructura y lógica, la libertad responsable, y no la vigilancia y el control de sus alumnos, maestros y directivos. En ese sentido crean la nueva cultura educativa a través de crear un nuevo perfil, tanto de sus directivos, docentes y estudiantes, más del lado de la creatividad responsable que de la burocracia, la vigilancia y el control a través del castigo y el premio. Dichos centros educativos serán punta de lanza en la aplicación de la IA a todos los procesos que tienen lugar en el campo educativo, sin “satanizar” sus usos y aplicaciones, sino mejorándolos.
c)Aceptación condicionada y con ciertas reservas: es una postura intermedia entre lo tradicional y lo nuevo. Que en algunos casos mantiene un uso regulado de la IA, creyendo que con eso impide el abuso de los estudiantes sobre convertir lo difícil en fácil. Con lo cual se conserva una cierta noción negativa sobre la IA. Regularmente cuando constaten que sus procesos mejoran, tenderán a pasarse a una postura de franca aceptación.
El debate sigue abierto, y es necesario que cada escuela y universidad, como cada maestro y estudiante se interrogue sobre el sentido de sustentar una postura u otra, así como sus efectos, a fin de poder convertir un tópico tan fundamental, como lo es la aplicación de la IA al campo educativo, en materia de análisis, estudio y reflexión. ¿Qué acaso no es esa la vocación de toda escuela, formar estudiantes para que puedan decidir?
« Camilo E. Ramírez »