Nos da gusto que se esté tratando de controlar los principales problemas que enfrenta el área metropolitana de Monterrey, AMM, es señal de que, por lo menos en las formas, los reclamos de los ciudadanos están siendo tomados en cuenta.

Ya vimos cómo se está intentando resolver, con mayor o menor éxito, la problemática del suministro de agua para la zona y la movilidad, ambos problemas repercuten de manera grave en la calidad de vida de los nuevoleoneses.

Otro de los temas que preocupa a los habitantes del AMM es el de la contaminación ambiental, ya sea la generada por las empresas o por los vehículos, el caso es que desde hace tiempo sabemos que, según cifras oficiales, más de 2 500 personas mueren al año por causas ligadas a este fenómeno. Muchas más que las muertes ocasionadas por la inseguridad.

Aunque grave, la contaminación es un problema que divide opiniones, que genera desencuentros entre los ciudadanos y las autoridades. Mientras estas insisten en medidas tendientes a controlar la contaminación que generan los vehículos de motor, los ciudadanos consideran que algunas empresas, señaladamente las pedreras y la refinería de Pemex en Cadereyta, son los principales contaminadores en el estado.

Durante muchos años todo nuevo problema se trataba de resolver, o por lo menos de aparentar que se resolvía, a través de agregar algún número de horas-clase en las escuelas, se dejaba a los maestros el trabajo de resolver las causas de cualquier problema, como si el maestro fuera todólogo.

Hoy parece que la tendencia va hacia otro lado: la judicialización de los problemas y parece que por ello se ha creado la nueva fiscalía especializada en los temas referentes a la contaminación ambiental.

Buenas intenciones nos parecen, pero no estamos seguros de que esta sea la solución, ya que en el tema de la contaminación ambiental existen cuestiones de índole técnica que van más allá de lo jurídico.

A menos claro que junto a la creación de esta fiscalía especializada se vaya a integrar algún equipo del tipo CSI, léase periciales, que venga a ser, al final de cuentas, el factor fundamental para determinar quién produce una contaminación punible en términos jurídicos.

De otra forma, lo más probable es que se presenten situaciones que solamente se presten a la controversia, ya sea mediática o jurídica, mientras que los ciudadanos nos quedamos en las mismas.

Insistimos, nos da gusto que se esté buscando una solución a uno de los problemas que ha recibido mucha atención entre otras cosas por la existencia de condiciones diferenciadas con otras entidades, como el tipo de gasolina que se entrega en el AMM en comparación con la que se expende en CDMX o Guadalajara.

Como sea, el caso es que se den los primeros pasos para resolver una situación que, subrayamos, cobra vidas cada año y genera una menor calidad de vida para los habitantes de esta nuestra urbe.

Esperemos que la fiscalía sea un paso en el sentido correcto y, en caso de que no lo sea, se tomen las acciones necesarias para resolver el problema de la contaminación que, literalmente, nos envuelve.