Opinión Editorial
Día de los Abuelos e inclusión social
Publicación:25-08-2025
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La reforma constitucional de 2024 elevó a rango de derecho la pensión universal para personas adultas mayores de 65 años
Ya sea por la festividad de San Agustín, el patrono de los ancianos, o por una propuesta hecha en un Congreso Médico celebrado en 1957 o por el mérito de un locutor radiofónico de dedicar un día a las y los abuelitos, cada 28 de agosto celebramos en México el Día de los Abuelos.
Esta conmemoración echó raíces a través de los años y se instituyó oficialmente en nuestro Calendario Cívico a partir de 1983, en señal de reconocimiento por su noble labor en la familia (especialmente con sus nietas y nietos y demás familiares descendientes) y en la sociedad.
A pesar del cambio en los estilos de vida y de la actual dinámica generacional de abandono, descuido y menosprecio hacia la vejez, las y los abuelos son la más grande influencia para la niñez, la adolescencia y la juventud después de sus respectivos padres y madres y, en su mayoría, son los impulsores de la unión familiar y de los valores en la sociedad.
El Día de los Abuelos ha experimentado diferentes denominaciones. Antes de 1983 estaba establecido como el Día del Anciano y con el fin de usar un lenguaje incluyente se le rebautizó como ahora se le conoce.
Sin embargo, actualmente varias agrupaciones de la sociedad civil han propuesto que se establezca como el Día Nacional de las Personas Adultas Mayores, ya que esta designación incluye tanto a abuelos como abuelas, así como a todas las personas mayores que no son abuelos ni abuelas.
Y más allá del significado religioso del Día de los Abuelos, en virtud de los festejos del San Joaquín y Santa Ana en la cultura cristiana, al celebrar esta fecha honramos los valores de caridad, solidaridad, bondad y esperanza.
Tales motivaciones son las que llevaron quizá al entonces Presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, a presentar la reforma para elevar a rango constitucional el derecho a la pensión universal de las personas adultas.
La reforma constitucional clave se publicó en el Diario Oficial de la Federación del 2 de diciembre del 2024, mediante la cual se estableció que a partir de los 65 años de edad se otorgará un apoyo social económico.
Con esta reforma no solamente se protegió a las personas adultas mayores, sino también se amplió el derecho al bienestar a otras poblaciones, como las personas originarias, afromexicanas y campesinas, así como a las niñas, niños, adolescentes y jóvenes a través de su inclusión en los programas sociales consagrados en el Artículo 4° y 27 de la Carta Magna.
Actualmente, según la Secretaría de Bienestar, más de 15 millones de ciudadanas y ciudadanos reciben la Pensión para el Bienestar de las Personas Adultas Mayores (65 y más), con una inversión social anual de casi 500 mil millones de pesos en el pago de este derecho de rango constitucional.
No debemos regatear la iniciativa de la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo, para crear la Pensión Mujeres Bienestar, programa que otorga un apoyo bimestral de 3-tres mil pesos a mujeres de 60 a 64 años de edad, el cual busca complementar la Pensión para el Bienestar de las Personas de 65 y más.
Nuestro reconocimiento a esta iniciativa que promueve la independencia económica de las mujeres adultas mayores. Es una de las principales propuestas sociales de su sexenio y cuyos resultados seguramente impactaron en la histórica disminución de los niveles de pobreza en nuestro país.
Según el INEGI, la pobreza en México disminuyó significativamente entre 2018 y 2014, al salir de esta situación aproximadamente 13.4 millones de personas, ya que la población en pobreza multidimensional se redujo de 51.9 millones a 38.5 millones y la pobreza extrema decreció en similar porcentaje.
Con base en tales estadísticas, consideramos que los programas de inclusión social y de fortalecimiento de la protección social son efectivos para reducir la pobreza y la desigualdad, así como para garantizar condiciones óptimas de salud, educación, nutrición, vivienda, seguridad y desarrollo integral para las personas adultas mayores, al mejorar su calidad de vida.
El impacto y alcance social de esta pensión no contributiva para todas las personas de 65 años y más, sin importar que residan en el exterior, es un derecho constitucional cuya continuidad debemos asegurar para las generaciones en turno y para que el Día de los Abuelos represente una oportunidad de festejarlos en familia y disfrutar de su valiosa compañía.
« Lupita Rodríguez Martínez »
