Opinión Editorial
Padrinos
Publicación:14-04-2025
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La palabra "padrino", que viene del latín patrinus (pater o patris), significa "padre".
La palabra "padrino", que viene del latín patrinus (pater o patris), significa "padre"; aparece por primera vez en el Vocabulario español-latino de Antonio de Nebrija, mientras que en la Real Academia Española aparece hasta 1737.
Se podría decir que el padrino o madrina, es una persona elegida por los padres para interesarse por la crianza y el desarrollo personal del niño, invitándolo a la imposición de algún sacramento, bien sea Bautismo, Confirmación o Primera Comunión.
Aunque la palabra tiene más acepciones: persona que ampara y protege a otra, y que a veces emplea su poder para facilitarle la consecución de algo, lo cual se da mucho en la política ¿o no?
Recordará usted la famosísima saga de "El Padrino", que relata la vida de un mafioso, así que el vocablo se atribuye también al líder de una organización delictiva.
De los padrinazgos en política y en los bajos mundos, al menos por hoy preferiría dejarlos fuera de este ejercicio más bien reflexivo.
Resulta que el tercer domingo de abril es el Día del Padrino y de la Madrina, como una fecha para para exaltar el papel de esta figura en las vidas de los niños y niñas; no estoy del todo segura pero quizá se eligió esta fecha por la cercanía con el Día del Niño.
Dentro de la fe católica, la figura de los padrinos es muy importante, aunque sus funciones no se limitan, o no deberían limitarse, al mundo espiritual. Se les considera como segundos padres, así que elegirlos debe ser una decisión razonada y responsable, ya que se busca sean ejemplo para los niños, que sean personas a las cuales puedan recurrir en caso de algún problema.
Seamos honestos, no todos los padrinos son o somos personas presentes; yo misma he sido madrina de un pequeño y me apena reconocer que desde la niñez le perdí la huella (¡vaya madrina!).
Y aunque hacer labor de acompañamiento es más una decisión personal, es justo por terribles ejemplos como el propio, que los padres deben ser sabios al momento de seleccionarlos.
Para reivindicarme con la vida luego de mi traspié, he asumido un rol más comprometido con el resto de mis ahijadas y ahijados. Sé de sus logros, estoy al pendiente de sus cumpleaños, los veo en fechas importantes y cuando así lo deseen; cuando han ocupado de mi mano o mi consejo (no sé si bueno, aclaro), he estado. Todos ellos tienen mi número, en caso de llegar a necesitarlo.
A propósito del Día del Padrino, vale la pena reivindicar a aquellos buenos padrinos y madrinas que de forma amorosa contribuyen a hacer un mejor mundo aportando valores y fortalecen lazos con sus ahijados.
Aprovechando este ejercicio, agradezco a mis madrinas y padrinos su gran cariño, sus consejos, sus gestos de amor incondicional, su presencia en mi vida.
En casi todas las culturas del mundo, existen los padrinos y se ve en ellos a la familia ampliada, son personas que alegran el corazón, son amigos, compañeros, mentores, así que, si se cuenta con la dicha de que los padrinos caigan en tan tremendas categorías, vayamos preparándonos para, el tercer domingo de abril echarles una llamada –lo mínimo-, invitarlos a comer o visitarlos tal y como ellos lo hacen con nosotros.
Y para quienes aspiran a convertirse en padrinos, tomen en cuenta que no es un título para tomar a la ligera; es un lugar que se construye y se gana en la vida de alguien, es pasar a ser parte ampliada de una familia, lo cual, por supuesto, es un gran honor.
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