Opinión Editorial


Ad hominem


Publicación:24-11-2025
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Para el gobierno transformador, figuras como Felipe Calderón, Vicente Fox.

Para el gobierno transformador, figuras como Felipe Calderón, Vicente Fox y Enrique Peña Nieto (aunque en muchísima menor escala), son los responsables de las cosas malas que suceden en el país.

Han surgido nuevos enemigos (asó los han llamado), personajes que se atreven a alzar la voz sobre infinidad de temas, aunque todos esos "actores debutantes" en política, si me permite el término, son solo marionetas de los considerados malquerientes de siempre, que continúan desestabilizando al país, o al menos eso es lo que nos quieren hacer creer.

Michoacán, Guerrero, Veracruz, Oaxaca, Tamaulipas, el estado que le guste, son focos con situaciones particulares, donde la culpa de cuanto acontece, siempre es de alguien más. Si algo sale de la boca de la clase política, son los descalificativos.

En Nuevo León pasa algo similar: el gobernador se refirió al PRI y al PAN como "ratas", eso, entre lo más leve de su rosario político vertido este domingo.

No hay problema, se vale disentir. De las diferencias es como surge y se construye una verdadera democracia.

Hoy titulé a mi ejercicio editorial "ad hominem", un término de origen latino que significa "a la persona", esto es, un ataque irrelevante hacia a una persona o institución, que poco tiene que ver con el argumento que se somete dentro de un debate.

Si aparentemente he tropezado al tratar de explicarme, permítame abreviar:  el ataque llega, cuando el argumento se acaba.

La reflexión sería ¿es realmente necesario desacreditar al contrincante? ¿no será mejor demostrar con hechos, que se hacen las cosas de una mejor manera? Abreviando una vez más ¿no será mejor esa coloquial frase de "trabajo mata grilla"?

Si el ciudadano de a pie ha manifestado su confianza a quien hoy gobierna, sea la esfera que sea, es justo porque la gente se cansó de las opciones que hubo en el pasado.

Aún con todo, las descalificaciones son cosa de todos los días.

En honor a la verdad, esa "vieja política" a quienes se han referido, está colada en todas partes.

Adán Augusto López militó 25 años en el PRI; Félix Salgado, 14 años dentro del priismo; Miguel Ángel Yunes Linares fue militante del PAN 20 años, pero antes estuvo 35 en el PRI; Javier Corral, 41 años con el albiazul; el fundador de Movimiento Ciudadano, Dante Delgado, nació en la política gracias al priismo donde fue gobernador de Veracruz y Embajador. La lista es realmente extensa.

Que se les olvide a unos y a muchos lo que es la "vieja política" es otro cantar; pero esa política que huele a corrupción, según lo dicho en sus discursos, sigue viva, aunque con otros colores.

En lugar de seguir con descréditos, lo importante es trabajar; que los hechos sean los que hablen por la "nueva forma de hacer política".

Aunque la historia ha juzgado a Porfirio Díaz como lo peor en el gobierno, nadie puede negar el pedazo de progreso que legó a los mexicanos.

Tuvo gravísimas equivocaciones y eso le costó el exilio, morir y ser sepultado lejos de México.

Los errores cuestan. Así que sería importante que nuestra clase política, vieja, nueva o intermedia, deje de lado las distracciones, las burlas, las ofensas y los ataques personales para enfocarse en ideas y proyectos que cristalicen en un mayor bienestar de la sociedad, en respuesta a los problemas que hoy vivimos.

Y, sobre todo, que los actores políticos recuerden que la tolerancia y la prudencia también son ingredientes para el fortalecimiento de la democracia.



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