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Opinión Editorial


Niños


Publicación:29-04-2025
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Monterrey fue durante décadas un pilar en la creación de personajes entrañables y programas infantiles innovadores que marcaron a generaciones

"Lo que se les dé a los niños, los niños darán a la sociedad", Karl A. Menninger

Monterrey ha sido a lo largo de su historia un importantísimo generador de talento y productos para la televisión infantil de México y el mundo.

Cuando llegó a la ciudad, hace casi 70 años, nadie imaginaría la creatividad y talento que la TV Regia pondría al servicio de su público y todo gracias al compromiso de sus propietarios que jamás dejaron de lado su misión social y también al ingenio de incomparables personajes, creativos y productores que unieron sus capacidades para forjar estrellas de talla internacional.

Cuando el Licenciado Horacio Alvarado Ortiz invitó a su amigo locutor León Segura a que personificara a "Canelita", seguro no pensó en que sería el iniciador de una saga de verdaderos fenómenos televisivos, ídolos regiomontanos cuyo talento los hizo alcanzar otras latitudes.

"Bozo" tuvo una breve incursión en las pantallas regiomontanas por un tema de derechos, pero eso le dio paso a la creación de "Pipo" un referente en la televisión y vida de nuestra ciudad.

Después vendrían "Betín" en los inicios de Canal 12 y años después en Canal 28 agregando a su hermano "Romel"; también en los albores de la tele regia "Cepillín", quien que se convirtió en una estrella nacional.

Después llegaron "Pindoce", "Los Vips", "Globito", "Zancudín", "Duglin", "Tomy" y muchos más. ¿Cómo olvidar a "Pinolillo" o "La Canica", a "Popo y Tonito" o a "Yoyita y Chirriscuás"?

Mención aparte merece "El Duende Bubulín" que en un abrir y cerrar de ojos se hizo del cariño del público regio, así como "Las Muñequitas", además de "Tolocho y Lochito".

Sin embargo de unos años a la fecha los programas infantiles desaparecieron de la programación de los canales locales.

De la nada los hombres de cara pintada que antes eran la delicia de chicos y grandes, se olvidaron de los pequeños y se centraron en entretener a los adultos, pero ya no con rutinas chuscas, sino con una comedia plagada de doble sentido, maldiciones y alusiones sexuales; sin eso, los payasos de hoy no son nada.

La televisión cedió el espacio de los niños y en un inicio pensó en los adolescentes, pero a ellos les endilgó una serie de personajes carentes del humor blanco de antaño y bordeando la delgada línea de lo permisible, comenzaron a enfocarse en aspectos de otra índole.

¿Es que acaso ya no hay niños? ¿Es que han dejado de ser uno de los más importantes motores de ventas en el mercado?

Las caricaturas de antes dejaron de existir y las de hoy están plagadas de violencia de todo tipo.

Algo deberíamos hacer, porque en Monterrey sigue existiendo el talento para crear contenidos de calidad, falta que los medios se decidan.




« Francisco Tijerina Elguezabal »