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Opinión Editorial


Don Luis M. Farías


Publicación:09-06-2025
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Pese los asegunes viales que hoy vivimos y sufrimos quienes vivimos en esta zona metropolitana.

Pese los asegunes viales que hoy vivimos y sufrimos quienes vivimos en esta zona metropolitana de Monterrey, no cabe duda de la importancia que a lo largo del tiempo ha tenido, con todo y sus ajustes y adecuaciones, el complejo vial Gonzalitos-Constitución-Morones Prieto.

Igual de importantes son Colón y Madero, vialidades hoy cotidianas para el desplazamiento oriente-poniente, pero que no serían posibles sin la visión y voluntad política de quien en su momento estuvo al frente del gobierno estatal, cabildeando, negociando y finalmente, retirando un buen entramado de vías del ferrocarril que ahí existían.

Y a diferencia de muchos otros, no se regodeó de sus logros y rechazó imponer su nombre en las placas con que se develaban las obras, por tratarse de proyectos que él terminó, pero que dieron comienzo con Eduardo Elizondo, a quien sustituyó a dos años de concluir su sexenio.

Me queda claro que su arribo fue un tanto turbulento pero fueron dos años en los que se dedicó a trabajar y con ello, matar grilla.

Se trata de don Luis Marcelino Farías, originario de Nuevo León, con una reconocida trayectoria en la locución, el doblaje y en el Congreso de la Unión, y el pasado 7 de junio se celebró el 105 aniversario de su natalicio.

Seré honesta. Jamás lo vi ni coincidí ¡pero ¡cómo me hubiera gustado entrevistarlo! Alguna vez llegó a mis manos, en calidad de préstamo, su libro autobiográfico "Así lo recuerdo" y así, de "rebote", lo "conocí".

El libro en comento fue editado por el Fondo de Cultura Económica y aunque lo he buscado para tenerlo en mi acervo, no he tenido éxito.

Hará cosa de tres años, la familia Farías Mackey donó la biblioteca personal de don Luis a la Universidad de Monterrey, porque habrán de saber que además de político, era un amante de los libros. Lo diré sin tapujos: envidio a los estudiantes udemitas.

A través del mensaje de su hijo Luis Farías Mackey, supe que, como permanente lector, a donde quiera que viajara era de oficio que don Luis llevara un libro, como también lo era vivir entre ellos.

En "Así lo recuerdo", comparte sus vivencias en campañas, los desacuerdos con las esferas de poder y cómo le hizo para sacar adelante las faenas; habla de la importancia de su esposa, la señora María Emilia y de su familia, para mantener el equilibrio entre todas las facetas de su vida.

Don Luis fue gobernador de 1971 a 1973, un periodo donde tuvo a todos los actores políticos locales en su contra. Y salió con la frente en alto gracias a que supo transformar el encono en simpatía con su trabajo y sus obras.

Buscó que el estado viviera en paz, que hubiera recursos para la educación logrando que creciera la matrícula, además de crear Fomerrey, para poner orden en el tema de vivienda.

Tan se ganó a la clase política y a los nuevoleoneses que contendió por la alcaldía de Monterrey y ganó, dirigiendo la ciudad de 1986 a 1988, para seguir definiendo la fisonomía de la ciudad capital, con vialidades como el Boulevard que terminaría llamándose Rogelio Cantú, obra donde contó con el apoyo de los empresarios de la caliza.

Don Luis murió en 1999. En momentos en que un like, los egos, el sobregasto, la inseguridad y la poca infraestructura prevalece, es cuando se añoran servidores públicos como don Luis M. Farías y aunque no lo conocí, el transitar por Colón o por Gonzalitos, me hace, a veces, recordarlo y agradecer obras que, a 50 años de inauguradas, siguen siendo útiles.



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