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Opinión Editorial


El trabajo con propósito: La prioridad de los jóvenes


Publicación:31-07-2025
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El 62% de los jóvenes mexicanos busca trabajos con impacto social o ambiental, priorizando el propósito y la autenticidad sobre la tradición

Según la encuesta 'Millennials y el trabajo 2024' de Deloitte, el 62 por ciento de los jóvenes mexicanos busca un empleo con impacto social o ambiental, sintiéndose más comprometidos cuando pueden actuar con autenticidad. Esta búsqueda de sentido y propósito refleja la claridad con la que esta generación elige el tipo de trabajo que desean desempeñar.

Para los jóvenes, la concepción del trabajo trasciende la nómina quincenal o la obligación de continuar con el negocio familiar. En cambio, buscan algo más profundo: un empleo que refleje su estilo de vida, sus valores y su idea de propósito. Quieren flexibilidad para manejar sus tiempos y espacios, autonomía para tomar decisiones y oportunidades reales para liderar proyectos. La alineación entre sus valores personales y los de la organización se ha vuelto un filtro indispensable. Buscan entornos desafiantes donde crecer, pero sin sacrificar su bienestar personal.

Para muchos, los negocios "heredados" no son compatibles con sus expectativas. En días recientes, la presidenta de la Cámara Nacional de Comercio en Pequeño (Canacope) en Monterrey señaló un fenómeno en aumento: el cierre de pequeños negocios familiares por falta de relevo generacional. Hijos y nietos, con otras inquietudes, ya no desean continuar lo que sus padres o abuelos fundaron con tanto esfuerzo.

Lejos de cualquier juicio emocional, es crucial reconocer el derecho inalienable de cada persona a definir su propia trayectoria laboral.

El pequeño comercio, por ejemplo, suele implicar jornadas largas, trabajo presencial y poca posibilidad de transformación tecnológica o creativa. Para jóvenes formados en un entorno digital, con una mentalidad orientada a la movilidad, la innovación y el equilibrio, este modelo simplemente no resulta atractivo. Además, heredar un negocio puede significar dependencia económica o emocional del entorno inmediato, o representar una opción poco rentable. En lugar de una oportunidad de desarrollo, puede vivirse como una carga impuesta.

En otros casos, los jóvenes sí asumen el liderazgo de empresas familiares, pero no por convicción, sino por presión o expectativas heredadas. Esto es común en negocios consolidados, donde se da por hecho que los hijos deben tomar el relevo, sin considerar sus intereses, preparación o vocación. Cuando la empresa no prospera, la causa a menudo no es económica, sino profundamente personal: jóvenes que se vieron obligados a un camino que no eligieron, sin la preparación adecuada o simplemente atrapados en un rol que les resultaba ajeno.

Obligarlos a sostener un legado sin propósito personal puede destruir no solo el negocio, sino su libertad. En tiempos donde el ideal de vida es flexible, autodeterminado y significativo, esta imposición se percibe como una pérdida, más allá de sus beneficios materiales.

Esta búsqueda de congruencia se refleja en la diversificación de opciones laborales. Hoy, los jóvenes cuentan con múltiples caminos para construir su vida profesional: desde el emprendimiento propio, la consultoría y la economía gig, hasta el trabajo freelance o el empleo tradicional. La clave no está en el tipo de empleo, sino en cómo ese trabajo se conecta con una visión de vida más amplia, auténtica y coherente. 

Sin embargo, aunque muchos tienen claridad sobre lo que valoran —flexibilidad, propósito e impacto— no siempre saben cómo traducir esos principios en decisiones concretas de carrera.

En esa incertidumbre, muchos van de empresa en empresa sin encontrar satisfacción, atrapados entre lo que no quieren continuar, lo que no pueden alcanzar y lo que no saben cómo construir.

Frente a este panorama, la educación asume un rol estratégico. No todos los jóvenes acceden a estudios profesionales, pero todos deberían tener oportunidades reales de formación para la vida y el trabajo. También es clave ofrecer experiencias laborales tempranas —prácticas, empleos de medio tiempo o voluntariados— que les permitan conocer el entorno profesional, explorar opciones y tomar decisiones con mayor conciencia.

Hoy lo urgente no es preservar oficios, negocios o apellidos, sino reconocer y respaldar la manera en que los jóvenes están reimaginando el trabajo. Acompañarlos no implica decirles qué hacer, sino asegurar que tengan las condiciones, herramientas y espacios para construir una vida laboral con sentido.

La mayoría ya tiene clara la dirección que quiere tomar: desean propósito, impacto y libertad. Lo que a menudo falta es acceso, formación práctica y entornos laborales que estén a la altura de sus aspiraciones.

En definitiva, el verdadero desafío para nuestra sociedad y sus instituciones no reside en preservar legados, sino en empoderar a los jóvenes con las herramientas y oportunidades para construir una vida laboral auténtica, una que los impulse a desarrollarse plenamente y con propósito.

Leticia Treviño es académica con especialidad en educación, comunicación y temas sociales, leticiatrevino3@gmail.com




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